Animan a acompañar el "esperanzador" Sínodo de la Amazonía

  • 9 de octubre, 2019
  • Formosa (AICA)
Mensaje del Equipo Nacional de Pastoral Aborigen del NEA, la Pastoral Aborigen de Formosa y la Vicar

El Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa) del NEA, el Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen (Edipa) de Formosa y la Vicaría de Pueblos Originarios (VPO) animaron a acompañar día a día el Sínodo de la Amazonía que preside el papa Francisco, al que consideraron un acontecimiento “esperanzador” para la Iglesia, los pueblos originarios y el cuidado de la Casa Común.

“Desde hace un tiempo hay como una Asamblea permanente en cada rincón del mundo especialmente de adolescentes y jóvenes, donde muchos hablan, escuchan, opinan, buscando caminos y formas para detener la violencia y destrucción de nuestro planeta”, destacaron en un mensaje.

“Acompañemos también este esperanzador Sínodo en el día a día, informándonos, tomando conciencia, involucrándonos, movilizándonos y cambiando conductas, como dejar de tirar plásticos en cualquier parte y hasta bolsas de basura en las rutas y accesos, convirtiendo nuestros pueblos en basureros hediondos, insalubres y contaminantes”, agregaron.

Las organizaciones formoseñas pidieron que “San Francisco de Asís nos inspire a la plegaria y a la oración simple a recrear nuestra relación con la Casa Común y podamos seguir cantando ‘Alabado seas mi Señor’”.

Firman el mensaje Rosa Sidasmed (Endepa NEA), Vilma González (Edipa) y el presbítero Francisco Nazar (VPO).

Texto del mensaje
“Cuántas veces el don de Dios no ha sido ofrecido sino impuesto, cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización. Dios nos guarde de la avidez de los nuevos colonialismos.” Francisco apertura Sínodo Amazonía

La Vicaria de Pueblos Originarios de Formosa junto al Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen (Edipa) y en comunión con Endepa, agradecemos a Dios Padre y Madre por los 4 Pueblos Indígenas que viven en nuestra provincia -Wichi, Qom, Nivacle y Pilaga-, así como a todos los Pueblos Originarios que hoy habitan la Argentina y Latinoamérica. Y de forma especial, a los Pueblos de nuestra hermana Amazonia.

También damos gracias a Dios por la escucha del Papa Francisco a los gritos de los Pueblos y sus territorios, -al estilo del buen Pastor- que ha visto la humillación y escuchado con compasión sus clamores (Ex.3) y ha convocado a este Sínodo Amazónico bajo el lema “Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Un Sínodo que continúa su magisterio expresado en Laudato si’ “El cuidado de la casa común” buscando evitar mayores daños al planeta. Como dice L.Boff “No se trata de una ecología ambiental y verde, sino de una ecología integral, que involucra el ambiente, la sociedad, la política, la economía, lo cotidiano y la dimensión espiritual.”

La Amazonia abarca 8.129.057 Km2 en nueve países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela, Suriname, Guayana y Guayana Francesa y viven allí 37.731.569 habitantes, 2,8 millones de los cuales son indígenas de 390 pueblos diferentes, que hablan 240 idiomas, de la rica matriz de 49 ramas lingüísticas, un fenómeno inigualable en la historia de la lingüística mundial (L.Boff). Se trata de una región que es una importante fuente de oxígeno para toda la tierra, donde se concentran más de un tercio de las reservas forestales del mundo. Es una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta, conteniendo el 20% del agua dulce.

La primera vez que el Papa tocó territorio amazónico en Perú el 19 de enero del 2018, expresó su preocupación por los indígenas afirmando: “Probablemente, los pueblos originarios amazónicos, nunca estuvieron tan amenazados como ahora. La Amazonía es una tierra disputada desde varios frentes”. En esa ocasión inauguró oficialmente el pre-Sinodo, la preparación para el Sinodo. “Con este espíritu convoqué el Sínodo para la Amazonia, cuya primera reunión como Consejo Presinodal será aquí, hoy, esta tarde…” -en la Amazonia peruana-, o sea que simbolicamente y posteriormente con mucha consulta y actividad de base, se inicio hace más de un año en la misma Amazonia y, a partir de hoy, el Sínodo continua su andar por los caminos de Roma.

“La Iglesia no es ajena a vuestra problemática y a vuestras vidas, no quiere ser extranÌÂ?a a vuestra forma de vida y organización. Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las Iglesias locales amazónicas. Ayuden a sus obispos, misioneros y misioneras, para que se hagan uno con ustedes, y de esta manera dialogando entre todos, puedan plasmar una Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena”.

Sínodo significa: Caminar juntos en Asamblea, escuchando, aprendiendo, dialogando entre todos. En un dialogo que toca el sufrimiento de pueblos y de la madre tierra herida, lastimada y despojada, resistiendo el maltrato de los poderosos de este mundo. “Somos hijos de la tierra, que llorando esta” cantan los jovenes Wichi del grupo Honhat les (Los hijos de la tierra). Aunque el sínodo se refiera a una región específica, como la Panamazonía, las reflexiones propuestas van más allá del territorio geográfico, pues abarcan toda la Iglesia y se refieren al futuro del planeta.

Los cambios climáticos están revelando las causas por la que la madre tierra se ha vuelto como agresiva. Es que los poderosos de este mundo, están descuartizando su cuerpo y sus entrañas, con la minería, el monocultivo, la agroindustria, contaminando sus ríos, suelo, aire, desmontando y matando sus bosques -como Formosa que lleva 23.000 hectáreas desmontadas este año- con áreas y controles protegidos por la corrupción y que, con otras 3 provincias, está en el podio de las que van matando árboles en Argentina- y con los bosques nativos muertos, mueren las abejas, sin piedad, destruyendo la armonía y equilibrio de la creación, matando su alma y su propio ecosistemas. El enojo de la Madre Tierra, es grande y se expresa en las inundaciones, los deshielos de glaciares como el Ulitorco de la Patagonia, los calores de altas e insoportables temperaturas, los vientos huracanados, torrenciales lluvias e inundaciones. Los cambios climáticos agresivos son un llamado urgente a un cambio urgente y a involucrarnos.

Desde hace un tiempo hay como una Asamblea permanente en cada rincón del mundo especialmente de adolescentes y jóvenes, donde muchos hablan, escuchan, opinan, buscando caminos y formas para detener la violencia y destrucción de nuestro planeta. Y así caminando desde diversos lugares, recogiendo los dolores, los pensamientos y los sueños, acompañemos tambien este esperanzador Sínodo en el día a día, informándonos, tomando conciencia, involucrándonos, movilizándonos y cambiando conductas, como dejar de tirar plásticos en cualquier parte y hasta bolsas de basura en las rutas y accesos, convirtiendo nuestros pueblos en basureros hediondos, insalubres y contaminantes.

Que San Francisco de Asís nos inspire a la plegaria y a la oración simple a recrear nuestra relación con la Casa Común y podamos seguir cantando “Alabado seas mi Señor”.
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