Mons. Buenanueva: 'En esta Navidad, armemos el pesebre'

  • 20 de diciembre, 2024
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
En su mensaje de Navidad, el obispo de San Francisco anima a "que tu corazón sea pesebre, altar y mesa para que María ponga allí al Niño Dios. Y que sea también pesebre, altar y mesa para los demás".

"¿Todavía no armaste el pesebre para esta Navidad? Si no lo hubieras hecho, estás a tiempo", expresa el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, en su mensaje de Navidad para este año.

El prelado destaca que, aunque la Navidad "comenzó en el corazón de María" cuando pronunció su "Fiat", no fue hasta la Navidad de 1223 que san Francisco de Asís "inventó" el pesebre, "porque quería ver, sentir y tocar el misterio del Dios humilde que es dado a luz por María, con la mirada atenta de José".

"Los seres humanos somos así: necesitamos ver, sentir y tocar para poder contemplar la grandeza infinita de Dios y, con fe confiada, aceptar la humildad con la que Él quiere entrar en nuestra vida", reflexiona monseñor Buenanueva, y destaca que "cada año, en Navidad, armamos el pesebre, porque también a nosotros nos hace bien 'ver' el misterio".

A su vez, señala que "cada día podemos abrirnos a este Dios, que anhela 'hacer Navidad' en nuestra casa y en nuestro tiempo. Es lo que pasa también en la santa Eucaristía: la noble sencillez del pan y el vino se vuelve sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor".

"El pesebre donde María pone al recién nacido es mesa y altar", considera, "como nuestros altares son pesebre y mesa en los que se nos ofrece a Jesús, el Pan que suplicamos y que el Padre nos da". Y plantea: "Ese Pan se sigue multiplicando en Navidad y en Pascua, en la Eucaristía y en la escucha orante de la Palabra, en la comunidad cristiana que vive una fe alegre y misionera; en el hermano, en los pobres y en los alejados, en los que esperan nuestro perdón o nuestro arrepentimiento?"

En Navidad, indica, "se nos hace más fácil rezar, volviéndonos como chicos que arman el pesebre". Por eso, vuelve a preguntar: "¿Todavía no preparaste el pesebre? Estás a tiempo. Dale. En todo caso, que tu corazón sea pesebre, altar y mesa para que María ponga allí al Niño Dios. Y que sea también pesebre, altar y mesa para los demás: amigos, familia, vecinos, los pobres; también los otros, los que están lejos o distanciados. Tal vez, especialmente para ellos".

A su vez, el obispo sanfrancisqueño insta a no preocuparse "si tu corazón está sucio o herido: María y José sabrán acomodarlo, como hicieron en la Nochebuena en el establo de Belén, y lo van a transformar en la cuna preciosa del Salvador. Solo tenés que disponer tu corazón, con los ojos bien abiertos y las manos desnudas, con sencillez y confianza".

"Y si todavía te sentís inadecuado frente al Niño Dios de Belén, hacé como yo: mirá al burro y al buey, y decite a vos mismo: 'Si ellos están ahí, yo puedo también tener un lugar en el pesebre'. El resto dejáselo a Jesús, a María y a José", concluye.+

-> Texto completo del mensaje de Navidad