Bendijeron una imagen de Fray Mamerto Esquiú en la basílica porteña de San Francisco

  • 11 de diciembre, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
La imagen permanecerá allí para su veneración. "Demos gracias a Dios por este hermano franciscano, que supo realmente 'intervenir en favor de los hombres", destacó el rector de la basílica.

La basílica San Francisco de Asís del barrio porteño de Monserrat, reinaugurada en el mes de septiembre de 2024 tras varios años de restauración, fue el marco, el domingo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, de la bendición de una imagen del beato Fray Mamerto Esquiú.

Fray José Enid Gutiérrez OFM, rector de la basílica, leyó durante la celebración la homilía del provincial de la Provincia Franciscana de la Asunción, fray Emilio Andrada OFM, quien no pudo estar presente por tener que asistir a una persona enferma en la ciudad de Luján.

Gutiérrez recordó que, "así como el beato Mamerto Esquiú es un ejemplo de religioso franciscano, viviendo de manera heroica el Evangelio, también afirmamos que, por su humildad manifiesta, desprendimiento de toda ambición y vanagloria de sí mismo, llegó a ser modelo de vida sacerdotal. Motivados por esta ocasión, en la que bendeciremos su imagen para la veneración pública en esta basílica en la que fue ordenado obispo el domingo 12 de diciembre de 1880, queremos resaltar su itinerario y experiencia de coherencia, en un proyecto de santidad de vida y aspiración al sacerdocio".

"En primer lugar -continuó el rector-, destaca su madurez avanzada desde su niñez, expresada en la obediencia a sus maestros en la entonces escuela de San Francisco de Catamarca. Tengamos en consideración que, siendo muy niño, falleció su madre, y su padre lo envió como interno a esa tradicional escuela de Catamarca".


"Luego, ya avanzando en su edad, se observa una seria dedicación para adquirir conocimientos. A los 17 años, ya tenía todos los estudios necesarios para acceder al sacerdocio; a los 19, ya era profesor de filosofía y, el 18 de octubre de 1848, fue ordenado sacerdote, lo cual fue una excepción, pues aún tenía 22 años. A partir de allí, tuvo una actitud de plena dedicación pastoral, tanto para las celebraciones, la predicación, la administración de los sacramentos -principalmente la confesión-, la atención a los pobres y a los encarcelados", señaló Fray Gutiérrez.

"Así -siguió-, su buena fama del obrar sacerdotal le valió que el gobierno nacional publicara sus sermones y los mandara a todas las provincias, embajadas y consulados argentinos, especialmente su famosa homilía en la que animaba [a todos los compatriotas de entonces] a aceptar la Constitución Nacional".

"Demos gracias a Dios por este hermano franciscano, sacerdote en el grado de obispo, que supo realmente 'intervenir en favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios', y lo hizo con profunda y sincera humildad, y con un corazón grande para comprender y acompañar a los demás", finalizó el rector.+