Card. Parolin: 'Debemos buscar fórmulas que nos permitan lograr la paz'

  • 26 de noviembre, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Sobre los 40 años del Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile, el purpurado subrayó que no se trata solo de conmemorar un evento, sino de proyectar al presente y al futuro sus enseñanzas.

La Pontificia Universidad Gregoriana (PUG), en colaboración con las embajadas ante la Santa Sede de Chile y la Argentina, organizó, este lunes 25 de noviembre, la conferencia "La mediación papal como mecanismo para la promoción de la paz: 40 años del Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile", evento que tenía por objetivo reflexionar sobre el éxito y los efectos duraderos que tuvo la mediación papal, en momentos de tensión entre Chile y la Argentina.

De la conferencia participaron el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin; el embajador de la Argentina ante la Santa Sede, Luis Beltramino; el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren; el miembro del equipo negociador chileno del Tratado de Paz y Amistad (TPA), embajador en retiro, Milenko Skoknic, y el integrante del equipo argentino que negoció el TPA, Enrique Candioti. Además, estuvo presente el arzobispo Paul Gallagher y diferentes autoridades civiles y religiosas de Chile y la Argentina.

Problemas globales requieren soluciones globales
En su intervención, el secretario de Estado del Vaticano recordó la importancia de la mediación de la Santa Sede en la resolución de conflictos a través de su cuerpo diplomático, mediación que se ha dado de manera silenciosa y en diferentes países y momentos.

Asimismo, se refirió a tres aspectos importantes para la resolución de conflictos: la promoción del diálogo, el ejercicio del multilateralismo y la búsqueda de instrumentos que ayuden a conseguir la paz.

Sobre los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad Argentina-Chile, el purpurado subrayó que no se trata solo de conmemorar un evento, sino de proyectar al presente y al futuro las enseñanzas que nos ofrece la firma de este acuerdo.

"La enseñanza actual de este evento es que sirvió a la Argentina y a Chile para evitar una guerra, y para establecer una colaboración. Es un ejemplo hoy para la solución de los conflictos, sobre todo en nuestro mundo, donde los conflictos se multiplican, y en los cuales debemos buscar las fórmulas que nos permitan encontrar soluciones. Este Tratado tiene una dimensión presente y futura", aseguró.

El diálogo, una herramienta para la paz
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alberto van Klaveren, afirmó que "este proceso de mediación es un caso ejemplar de todas las virtudes que se le atribuyen a la práctica diplomática. La Santa Sede actuó como un agente imparcial y neutral, anclado en los valores de paz y respeto mutuo, ofreciendo un espacio, en el cual ambos países pudieron encontrar puntos de convergencia y superar sus diferencias".

El Canciller chileno precisó que "la mediación papal puso de relieve el poder transformador de la diplomacia, recordándonos que, incluso en los momentos más oscuros, es posible hallar una salida pacífica y justa. La solidez de sus resultados la hace ser una de las mediaciones más exitosas realizadas por la Santa Sede durante del siglo XX".

Un gran esfuerzo por parte de la Santa Sede
De la conferencia, también participó el diplomático argentino Enrique Candioti, integrante del equipo argentino del Tratado de Paz y Amistad, quien brindó su testimonio sobre las negociaciones que se desarrollaron hace 40 años. El abogado señaló que fueron más de 600 los encuentros entre ambas delegaciones en el Vaticano, durante seis años, con la mediación de la Santa Sede y, de modo particular, con la intervención de san Juan Pablo II, todo lo cual al final llevó a la firma del Tratado.

Asimismo, el diplomático argentino narró el largo proceso de negociaciones y la medición de la Santa Sede, pero, sobre todo, destacó la importancia histórica de la firma del acuerdo y el legado que nos deja para nuestro tiempo.

"Fue una negociación difícil, dura, con tropiezos; pero al final la voluntad de ponerse de acuerdo prevaleció en los dos países y, con la ayuda de la Santa Sede, todo terminó satisfactoriamente. Terminó en 1984, con la firma del tratado; pero el tratado está vivo, el tratado es aplicado, el tratado ha dado muchos frutos para engrandecer esta relación; y tenemos, argentinos y chilenos, que cuidar de respetar siempre el tratado, porque el tratado es quizá como un eje de nuestra relación y es una gran enseñanza histórica al mismo tiempo", describió.

El legado central del TPA es la vocación de paz
Por la parte chilena, dio su testimonio el embajador Milenko Skoknic, miembro del equipo negociador chileno del TPA. El diplomático subrayó que el legado central del Tratado es la vocación de paz que deben tener muchos países del mundo, y que la Santa Sede, el Vaticano y la Iglesia católica en general, tienen como elemento central de su quehacer en el mundo.

"Nadie perdió la fe, aunque a veces costaba seguir porque no se avanzaba, pero siempre la fe -de su Santidad, del cardenal Samoré, de quienes vinieron después, del cardenal Cassaroli y el resto- impregnó el espíritu con que debíamos actuar. Me parece que ese es el legado más importante de un tratado que ha sido bien implementado por los países y que ha posibilitado un trabajo muy fecundo, muy fructífero en la relación bilateral", planteó.

Además, el abogado chileno destacó la importancia del multilateralismo y del diálogo en la resolución de conflictos, teniendo presente el bien común de los pueblos y de las personas.+