Cómo se vincularon Teresita de Lisieux y Édith Piaf

  • 2 de octubre, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Monseñor Miroslaw Adamczyk presidió la misa en la fiesta de Santa Teresita en el monasterio de carmelitas descalzas del barrio de Almagro.

En la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, aportó una historia interesante: señaló que la religiosa de Lisieux, fallecida a los 24 años en 1897, fue una luz para alguien que formaba parte de otro mundo: la famosa cantante francesa Édith Piaf (1915-1963).

El nuncio presidió una misa en la iglesia del monasterio de las carmelitas descalzas de Potosí 4049 en el barrio porteño de Almagro, ocupada por más de un centenar de fieles que al final asistieron a la tradicional bendición y entrega de rosas blancas y rojas.

Concelebraron la misa los presbíteros Pablo Lizarraga, capellán de las monjas, y Mario Beverati. El viejo templo -que hizo construir a sus expensas, al igual que el monasterio, la señora Mercedes Castellanos de Anchorena, fallecida en 1920- lucía engalanado con muchos ramos de flores. En la ceremonia hubo incienso, agua bendita, dos candelabros de tres velas cada uno sobre el altar y todas las luces encendidas, al tiempo que llenaban el ambiente los cánticos entonados por las monjas detrás de las rejas de su clausura.

Monseñor Adamczyk recordó que San Pío X llamó a Santa Teresita "la santa más grande de los tiempos modernos" y afirmó: "Tenemos esta noche con nosotros la figura de una humilde virgen de 24 años, de los cuales pasó 15 en el mundo y nueve entre los muros del monasterio del Carmen en Lisieux".

"Ella misma se llamaba pequeñita, pero hoy en día es una de los grandes santos de la Iglesia -dijo-. San Juan Pablo II la declaró doctora de la Iglesia universal".

Édith Piaf, curada de la ceguera
Vinculó a esta santa -cuyos padres, Luis Martin y María Celia Guérin, también fueron elevados a los altares- con una gran artista, pero que fue una mujer con una vida trágica y triste, Édith Piaf. "Hija de una prostituta, prácticamente ya desde niña rechazada por sus padres, fue educada por su abuela, dueña de una casa de luces rojas".

A los seis años, la pequeña Édith desarrolló una inflamación de la córnea que la dejó ciega. Debido a la multitud de tratamientos que no tuvieron efecto, "su abuela y las chicas de vida alegre se resignaron al hecho de que permanecería ciega".

"Hasta el día en que su abuela decidió llevar a sus "hijas" en peregrinación a Lisieux, no lejos de allí, con la pequeña Édith. Había oído hablar de sanaciones inesperadas en personas que habían visitado la tumba de santa Teresita.

"Una vez en el lugar -prosiguió-, todas se aplicaron en múltiples oraciones delante de los curiosos ojos de los habitantes: ver llegar a estas "chicas de vida alegre", aunque vestidas de rigor, con una niña con una venda negra en los ojos, era, cuanto menos, inusual.

"Frente a la tumba de santa Teresita, frotaron la frente de la pequeña Édith con tierra y luego imploraron a la santa en sus oraciones que ayudara a su pequeña protegida.

"Algunos días después, Édith comenzó a recuperar la vista, ante la feliz mirada de las chicas de su abuela. A partir de aquel momento, Édith fue regularmente cada septiembre, en el aniversario del viaje de Teresita al cielo, a rezar en el Carmelo de Lisieux. Conservó durante toda su vida una medalla alrededor del cuello con la imagen de la santa.


Rezaba antes de cantar
"Antes de cada actuación, se santiguaba y rezaba la misma oración de protección: "Teresa, ahora canto para ti":

"A través de todas las dificultades en su vida, la fe de Édith nunca se vio alterada. Como ya mencioné -continuó el nuncio-, su vida fue dura y difícil; aun con todo, conservó la fe hasta el final.

"Ella falleció en 1963 a los 47 años. En ese momento, el cardenal de Paría había negado a Piaf una misa de réquiem católica, ya que se había vuelto a casar después de divorciarse en la Iglesia ortodoxa. El capellán del teatro le daría, sin embargo, una bendición final. Cincuenta años después, el 10 de octubre de 2013 la Iglesia Católica francesa se retractó y le dio a Piaf una misa de réquiem en la iglesia Saint Jean-Baptiste en Beleville, París (la parroquia en que había nacido).

"Perdónenme el relato de esta historia de amistad a distancia", dijo. "Dos hijas de Francia, dos hijas de la Iglesia, dos hijas de tan diferentes familias; los padres de Teresita están canonizados, sus hermanas fueron religiosas; madre y padre de Édith nunca se interesaron de ella, pero ambas se unieron en la fe; el milagro de la fe. Perdónenme -volvió a disculparse el nuncio- esta luz diferente hoy en día sobre nuestra Teresita".

Un ascensor al cielo
Tras mencionar, en su pequeñez, su confianza en que el mismo Jesús la llevaría a la cima de la santidad, señaló que ella escribiría después: "El ascensor que me debe elevar al cielo son tus brazos, ¡oh, Jesús! Por esto, yo no necesito crecer; por el contrario, tengo que seguir siendo pequeña, cada vez más y más".

Luego de otras consideraciones, el nuncio dijo a los presentes: "Nosotros también somos pequeñitos, y por la intercesión de Santa Teresita podemos seguir el "caminito" hasta el Reino de los Cielos.

Monseñor Adamczyk, nacido en Polonia, mencionó una interesante propuesta argentina, de declarar a santa Teresita patrona del sector ascensorista. No pormenorizó mucho pero aludió a la actualidad de la devoción a Santa Teresita que advirtió en gente que hizo arreglos en el ascensor del edificio de la Nunciatura.

Ella escribió: "Dios no inspira deseos imposibles. Por consiguiente, a pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Vivimos en una época de invenciones. Ya no tenemos que molestarnos en subir escaleras. Yo quisiera descubrir un ascensor para subir hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir los escalones de la perfección".

Al final, el padre Lizarraga agradeció al nuncio e invitó a concurrir a esta iglesia el próximo 15 de octubre, a las 18, en la festividad de Santa Teresa de Ávila (1515-1582), la monja española fundadora de las carmelitas descalzas, gran escritora mística, beatificada en 1614, canonizada en 1622 y proclamada en 1970 doctora de la Iglesia Católica por el papa San Pablo VI.+ (Jorge Rouillon)