Córdoba celebró la fiesta de la Virgen del Rosario del Milagro

  • 1 de octubre, 2024
  • Córdoba (AICA)
La procesión y la misa se centraron en el pedido especial por el don de la lluvia, en un momento en que la provincia enfrenta varios focos de incendio. El Card. Ángel Rossi presidió la misa central.

El arzobispo de Córdoba, cardenal Ángel Rossi SJ, presidió la fiesta de la Virgen del Rosario del Milagro, que comenzó con una procesión desde la basílica de Santo Domingo, durante la que se trasladó la imagen de María hasta la ex Plaza Vélez Sarsfield, donde se llevó a cabo la celebración de la Eucaristía.

En su homilía, el cardenal destacó la actitud misionera de María: "Una vez que concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sintió un gran deseo de llevarlo a los otros. Así, Jesús, por mediación de María pudo empezar a realizar su misión salvadora, alegrar a los otros, que salten de gozo, como lo hizo Juan en el seno de su madre".

"Este encuentro de las dos madres embarazadas es un modelo de todo encuentro creyente evangelizador: María nos enseña a ser misioneros e Isabel nos enseña a recibir con alegría la visita del Señor. Dos actitudes fuertes para vivir en este tiempo: la acogida cordial y la iniciativa misionera. Dos actitudes que gestan cercanía, que es una de las gracias que más andamos necesitando los argentinos y los cordobeses y que, por ser gracia, implicará lucha interior", describió.

En relación a la situación que atraviesa la provincia de Córdoba, destacó que "María es nuestra madre en esta tarea tan linda de hospedar a Jesús y de ir con Él a visitar a los que Él quiere visitar. Ella, madre y patrona de Córdoba, guarda en su corazón los rostros tiznados y exhaustos de nuestros héroes anónimos, los bomberos y bomberas voluntarios y los vecinos de nuestras sierras, y los rostros bañados en lágrimas de quienes a raíz del fuego perdieron todo".

"El Señor muchas veces nos desconcierta, haciéndonos confiar en la fragilidad, apostar al riesgo de la fe y no a nuestros medios humanos. Muchas veces, nuestros momentos más fecundos han sido cuando nos hemos sentido más frágiles, más vulnerables", alentó.

"Allá afuera hay un mundo doliente del que no nos podemos desentender, un mundo que nos concierne, que nos necesita. Y de aquí salimos enviados a misionar a los cercanos y a los extraños", concluyó.+