Líbano: 'la guerra es una escalada infinita a costa de la gente sencilla'

  • 24 de septiembre, 2024
  • Beirut (Líbano) (AICA)
El obispo vicario del Patriarcado Latino de Jerusalén, dijo que los misiles llegaron incluso cerca de Nazaret y "es probable" que ahora toda Galilea se convierta en blanco del ataque de Hezbolá.

La aviación israelí, que se desplaza sin obstáculos en el espacio aéreo del Líbano, dejó hasta el momento más de 500 muertos y cerca de 1.600 heridos en el país. Los F-35 del Estado judío se ensañaron tanto contra objetivos situados en espacios deshabitados como objetivos civiles equiparados -arbitrariamente- a depósitos de municiones y plataformas de lanzamiento de cohetes provocando un masivo éxodo de civiles, alojados en escuelas y edificios públicos. 

"Si los líderes no se detienen, los efectos serán terribles", comentó el obispo auxiliar del Patriarcado Latino de Jerusalén, monseñor Rafic Nahra, de origen libanés que desde 2021 es vicario patriarcal para Israel, y advirtió que los misiles llegaron incluso cerca de Nazaret y "es probable" que ahora toda Galilea se convierta en blanco del ataque de Hezbolá.

A partir de hoy "ha comenzado una verdadera guerra" que empieza a incluir "el sur del Líbano", y "la situación se está volviendo cada vez más grave; la gente está muy preocupada", porque desde hace un año se registra una escalada del conflicto "que parece no tener fin", explicó Nahra, lamentando que los que "pagan las consecuencias son las personas comunes y corrientes de todas las partes, desde Gaza hasta las familias de los rehenes e incluso los soldados". Muchos de ellos, explica el prelado, "son estudiantes o padres de familia. Y ahora el Líbano, un país que ya está sufriendo mucho. Pero este es el horizonte, y es motivo de profunda preocupación".

"Es evidente que esta guerra - prosigue el prelado - afecta a diversos niveles, como los daños materiales y las relaciones entre las personas, y alimenta un ambiente de desconfianza y temor. Todo esto debe parar, de lo contrario los efectos sociales serán terribles".

"Esperamos que se pueda llegar a una solución -afirma el vicario patriarcal- y termine la violencia. Es una tarea que les corresponde a los mismos líderes" que en los últimos meses han avivado las llamas del conflicto y la tensión. "Pero deben tomar una decisión en este sentido -añade- y pidamos a Dios (lo que no es una frase hecha) para que esto pueda ocurrir".

Sobre todo porque los que pagan las consecuencias son precisamente los cristianos, a los que a menudo se ha considerado el eslabón débil de la cadena que tiene sometido a Medio Oriente a un conflicto permanente. 

"No sólo por la guerra y la falta de peregrinos  -explicó monseñor Nahra-  sino que también incide la violencia interna dentro de la sociedad árabe [israelí], que crece en medio del silencio general y obliga a huir a las personas. Sólo desde enero de este año mataron al menos a 175 personas, y no por motivos étnico religiosos, no por un enfrentamiento entre cristianos y musulmanes, sino por la criminalidad".

Faltan pocos días para el dramático aniversario del 7 de octubre, el ataque terrorista de Hamas en el sur de Israel que desencadenó el conflicto en Gaza y, con efecto dominó, avivó las llamas del enfrentamiento y las armas en muchas zonas de la región. "Hay que reconstruir todo, en Israel y Palestina, y ya no seremos los mismos de antes, aunque es difícil imaginar lo que sucederá en el futuro. Hay una gran radicalización -concluye- y por eso es aún más urgente colaborar entre personas de buena voluntad, reconstruir la confianza, que todos se comprometan, que cristianos, judíos y musulmanes trabajen juntos. Pero mientras haya violencia, estas son sólo palabras... ¡debe haber una tregua!".


La 'otra Gaza': el éxodo de los libaneses bajo los bombardeos israelíes
En las últimas horas los F-35 del Estado judío se ensañaron tanto contra objetivos situados en espacios deshabitados como objetivos civiles equiparados -arbitrariamente- a depósitos de municiones y plataformas de lanzamiento de cohetes.

"En un país que no dispone de ningún refugio antiaéreo, el número de centenares de víctimas ya confirmadas debería seguir aumentando con el recuento de los que quedaron bajo los escombros", observa el corresponsal de una televisión local de Bekaa occidental. "Es una catástrofe, una masacre", denunció Jamal Badrane, médico del hospital Secours populaire de Nabatieh, capital de la gobernación del mismo nombre con unos 35.000 habitantes. 

Los desplazados del sur se concentraron masivamente en la capital y en Saïda, y debieron ser alojados en instalaciones improvisadas, a pesar de que existía un plan de emergencia elaborado por una unidad de crisis ministerial. También se registró una fuga masiva de la población en la periferia sur, que se considera un feudo de Hezbolá. Según insistentes rumores que circulan desde esta mañana, en algunos barrios de Beirut de mayoría cristiana que limitan con los suburbios del sur se han requisado casas vacías y edificios en construcción por presión de los milicianos.

El Ministerio de Salud informó que miles de familias huyeron de las zonas bombardeadas, pero hay miles de ciudadanos que prefirieron quedarse y permanecer ocultos en sus aldeas, lejos de las zonas de combate, para evitar los riesgos, igualmente mortales, de los viajes de emergencia. Decenas de automovilistas presenciaron en directo y atónitos, como en una película de televisión, el bombardeo de Ghaziya, al sur de Saïda, que llevó a cabo la aviación israelí.+