IEC 2024: unas 25.000 personas participaron de la misa de clausura

  • 16 de septiembre, 2024
  • Quito (Ecuador) (AICA)
"Para los cristianos, la fraternidad es un imperativo", dijo el legado papal para el Congreso Eucarístico Internacional, Card. Baltazar Porras, en la misa Statio Orbis celebrada en Quito.

Con una solemne y multitudinaria celebración eucarística, que siguió a la evocadora procesión de la víspera, concluyó en Quito, capital de Ecuador, el 53º Congreso Eucarístico Internacional (IEC 2024), dedicado al tema "La fraternidad para sanar el mundo". En efecto, más de 25.000 fieles llenaron la explanada del Parque Bicentenario para participar de la misa Statio Orbis, presidida por el cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo emérito de Caracas, legado papal para el congreso. 

Desde las primeras horas de este domingo 15 de septiembre, centenares de quiteños, habitantes del resto de Ecuador y visitantes de otros países iban llenando los diversos espacios del gran campo destinado a la celebración, mientras por los parlantes se escuchaba música religiosa y el himno oficial del IEC 2024.

En su homilía, el cardenal agradeció al pueblo ecuatoriano y "a los tantos hermanos y hermanas que vinieron de los cuatro rincones del mundo", los cuales llegaron "en peregrinación a esta tierra, trayendo sus experiencias y trayendo consigo el agradecido ejemplo de hospitalidad que proviene de la Eucaristía del Corazón de Jesús". 

Y agregó: "Llegamos al final del quincuagésimo tercer Congreso Eucarístico Internacional con las alforjas llenas de ricos testimonios cargados de esperanza, con la seguridad de que la Eucaristía y la devoción al Corazón de Jesús ampliarán el horizonte de nuestras vidas para servir mejor a un mundo contradictorio, herido, pero redimido en Cristo, con la tarea de transfigurarlo", dijo.


"La fraternidad no es una opción, es un imperativo"
Agregó que la "reflexión en este Congreso sobre la fraternidad nos han ayudado a profundizar sobre el concepto, pero también y, sobre todo, a descubrir la diversidad de sus desafíos, escuchar lo que el espíritu sugiere como respuesta y su vinculación con la Eucaristía".

Según dijo, la "fraternidad es el lazo de unión entre los seres humanos como expresión de una auténtica filiación, en el respeto a la dignidad de la persona, la igualdad de derechos y la solidaridad de unos hacia los otros, de una radical familiaridad con la paternidad creadora y la maternidad consoladora"

"Para los cristianos, la fraternidad no es una opción que puede o no tomarse, es consustancial a la fe cristiana y además un imperativo evangélico", subrayó.

Para el cardenal Porras Cardoso, la "Eucaristía no es un simple recuerdo, el memorial, sino que es actualizar, en la sencillez y pequeñez de un pedazo de pan y un poco de vino, el buen sabor que nos atrae y seduce.  La Eucaristía quita en nosotros el hambre por las cosas y enciende el deseo de servir, nos levanta de nuestro cómodo sedentarismo y nos recuerda que no somos solamente bocas para alimentar, sino también sus manos, para alimentar a nuestro prójimo".

"Es urgente que ahora nos hagamos cargo de los que tienen hambre de comida y de dignidad, de los que no tienen trabajo y luchan por salir adelante; la fraternidad del creyente que se alimenta de la Eucaristía replantea las relaciones con el otro, la dimensión del perdón y de la ayuda samaritana", insistió.

El legado pontificio destacó también que es "fruto de la fraternidad el cuidado de la Casa cCmún. Desde América Latina, continente devastado por la explotación irracional de la naturaleza, la dimensión ecológica adquiere ciudadanía de virtud a construir, los sínodos de la Amazonia y su defensa de luz oracional del agua, la vegetación y el embellecimiento del escenario en el que vivimos, sea la ciudad o el campo, adquieren en este contexto una dimensión que no podemos soslayar", puntualizó.


¡Tarea cumplida!
Por su parte, en el tramo final de la Eucaristía, con una expresión de alegría, monseñor Alfredo Espinoza Mateus, arzobispo de Quito y primado del Ecuador, agradeció a la Iglesia Universal, a la arquidiócesis de Quito y al pueblo ecuatoriano por la realización del IEC 2024.

"Ahora podemos decir: ¡tarea cumplida!", dijo, luego de lo cual anunció que, como un compromiso emanado del Congreso, se ha decidido crear comedores comunitarios que serán llamados "El Pan de la Fraternidad", como continuación de la misión del IEC 2024.


Procesión eucarística
Con una plaza de San Francisco totalmente llena de fieles, en la tarde del sábado 14 también se había celebrado la misa, con la que se dio inicio a la procesión con el Santísimo Sacramento por las calles del centro histórico de Quito. La celebración fue presidida por el arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, monseñor Luis Cabrera.

En su homilía, monseñor Cabrera destacó que esa celebración eucarística se realizara en la histórica plaza que "ha sido el escenario de distintas manifestaciones sociales, religiosas y políticas". Según dijo, en esa plaza, los ecuatorianos se han congregado tanto para "cantar a la vida y la esperanza", como para "celebrar la reconciliación y la paz, y reclamar la libertad y la justicia".

Agregó que la expresión sobre lo mucho que "amó Dios al mundo nos llena de admiración, de gratitud y de alegría.  De admiración, porque nadie podía sospechar la inmensidad de su amor; de gratitud, porque su amor supera todo cálculo, mérito, exigencia o derecho; y, de alegría, porque el corazón salta de gozo al saber y sentirse amado sin mérito alguno".

Comentó asimismo que el amor de Dios es un "amor gratuito, un amor compasivo, un amor fiel, que no excluye a nadie, por su condición social, religiosa, moral, económica o cultural. Dios ama a este mundo concreto, con sus grandezas y miserias, sus aciertos y errores, sus alegrías y tristezas. Dios ama a esta tierra, muchas veces contaminada y explotada, como también animada por grandes iniciativas de cuidado y respeto", dijo.

Según dijo, la finalidad del amor de Dios es para "salvar y dar vida.  Dios envía a su único hijo al mundo, no para condenarlo sino para salvarlo y darle la vida eterna".

Después de la misa, se dio inicio a la procesión con el Santísimo Sacramento por varias calles del centro histórico de Quito, que fueron adornadas con decenas de alfombras de flores, con llamativos diseños eucarísticos.

Durante el recorrido, se realizaron siete paradas, en las que se oró por las intenciones del Santo Padre y de toda la Iglesia; por el país, la ciudad y sus autoridades; así como por la vida religiosa, la familia, la paz; por la niñez y la juventud; y por los agentes de pastoral.

La procesión del sábado concluyó en el atrio de la basílica del Voto Nacional, con la bendición que impartió el legado pontificio con el Santísimo Sacramento.+