El Papa honrará a la Virgen de Luján en el corazón de Papúa Nueva Guinea

  • 30 de agosto, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
Francisco llegará al pequeño puerto de Vánimo el 8 de septiembre, donde la patrona de la Argentina es venerada por la población local desde hace 25 años, llevada por misioneros argentinos.

"Estamos trabajando a todo pulmón, muy casero, muy sencillo, pero la gente está muy entusiasmada, animada, con mucha fe, con mucho cariño esperando la visita del Papa Francisco", así describe el padre Martín Prado, del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), el ambiente que se vive en Vánimo, el pequeño puerto aislado de Papúa Nueva Guinea donde el Santo Padre llegará el próximo 8 de septiembre para reencontrarse personalmente con el misionero argentino y su comunidad, "devolviendo la visita" que le hicieran en 2019 en el Vaticano. 

"El Papa va a estar en el pueblo y nos vamos a consagrar a Jesús por María. Eso va a ser muy lindo", dice el padre Martín, destacando el hecho que el 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen María, es "el cumpleaños de la Virgen" y explicó que ese día hace 25 años exactamente llegó la imagen de Virgen de Luján, patrona de la Argentina a Papúa. Una feliz, gran coincidencia. Providencial plan de Dios. La Virgen ahora nos está trayendo al Papa hasta nuestra casa", se entusiasma el misionero argentino en diálogo con AICA.

La comunidad local "adoptó" como propia a la Virgencita de Luján, a la que le rinden cantos, oraciones, procesiones y ponen bajo su maternal protección la vida de la aldea.

El Santo Padre le entregará una rosa de oro a la Virgen de Luján y después de la consagración de toda la comunidad, se tomará un tiempo para visitar la parroquia, la escuela, "nuestra casa, muy humilde pero muy linda, a orillas del mar, para compartir un momento con nosotros", añade el sacerdote.

El padre Prado detalló que el pontífice bendecirá 25 imágenes de la Virgen de Luján, traídas desde Ucrania, para conmemorar los 25 años de presencia del IVE en Papúa.

Son 25 imágenes de la Virgen, con 25 sagrarios para distribuir en parroquias, aldeas a fin de que las personas, acompañadas de algún catequista, puedan tener un lugar para adorar a Jesús Eucaristía y a la Madre de Dios.


Un misionero argentino en el corazón de la selva
El padre Prado, de 35 años, soñaba con ser misionero desde que era diácono. Tras ordenarse le dijeron que hacía falta un sacerdote en Papúa y le propusieron ese destino; no lo dudó. "Estaba muy contento y por supuesto dije sí", contó y acotó que tuvo que buscar en un mapa para saber exactamente dónde quedaban estas nuevas misiones especiales que su familia religiosa estaba atendiendo.

"Yo les digo a los papuanos que soy un hijo adoptado de Papúa, llevo más de diez años, aquí ejercí y aprendí el sacerdocio y la vida misionera y cuando me preguntan 'hasta cuándo padre', les suelo contestar 'hasta que Dios lo tenga dispuesto', pero si fuera por mí, estoy dispuesto a vivir y morir acá". 

Prado es el quinto de quince hermanos, cuatro de ellos son sacerdotes y dos son religiosas. Todos misioneros del Verbo Encarnado. Gabriel, el mayor, de la rama monástica, está en Jordania; Luis, en Dallas (Estados Unidos), Mercedes en Ecuador y Agustín y Maru, son misioneros como Martín en Papúa Nueva Guinea.


Esperando al Santo Padre
A una semana de que el Papa los visite, el misionero charló con AICA sobre los últimos preparativos: "Nos estamos preparando para este día lo mejor que podemos, pero también con mucha humildad. Nuestra provincia es la última de todas, así que las cosas no son fáciles ni rápidas. La gente está trabajando como mejor puede: cortando el pasto con machetes y limpiando las calles", detalló

"Es lo mínimo que se puede hacer. No tenemos ni estadio de fútbol, ni escenario, no tenemos nada muy importante para recibirlo, pero la gente está muy impresionada, al principio nos asustamos, no sabíamos cómo íbamos a recibirlo, pero ahora todos estamos muy entusiasmados y contentos, e intentamos prepararnos lo mejor que podemos", agregó.

Después de asistir a un acto en la ciudad, el Papa conducirá hasta nuestra misión aquí, en la costa oeste. El viaje dura unos 40 minutos. Allí mantendrá una reunión más privada, en presencia de nuestros feligreses, y de la gente que seguramente vendrá de las aldeas de la selva

Entre las sorpresas que le están preparando al Santo Padre, el padre Martín contó que "los papás de las aldeas de la costa le darán una bienvenida en el mar con cañas de bambú, ellos quieren agradecer al Papa la ayuda que les envió para poder construir el colegio para sus hijos, ya que no había ningún colegio secundario, no sólo en nuestro pueblo, sino en las cinco parroquias a la redonda".

También los niños, ayudados por otro sacerdote, el padre Miguel, formaron una orquesta y un coro para ofrecerle a Francisco algunos números especiales de música y canciones.

"La gente está feliz, construyó un pequeño quinchito para que el Papa esté ahí y comparta un momento con ellos. También tendremos catequistas que darán discursos" y destacó: "El trabajo de catequesis es muy importante aquí. Las comunidades están muy separadas y el sacerdote sólo puede ir una vez al mes a celebrar la misa. Así que son los catequistas, algunos de los cuales son misioneros y otros aldeanos, quienes presiden la liturgia de la Palabra y preparan a la gente para el catecismo. Son realmente la mano derecha de nuestra labor misionera, y por eso queremos que pasen un rato con el Papa y reciban una bendición especial".


Para conmemorar la visita del Santo Padre, los misioneros y la comunidad están construyendo un gran monumento para colocar una cruz enorme de diez metros, que quedará frente a la catedral del pueblo, en un predio abierto, donde Francisco va a tener un encuentro con la gente del lugar.

Para esta tarea, el padre Martín cuenta que tuvo que recurrir a algún amigo de la Argentina que lo orienta con la construcción: "Hay que hacer de todo, de maestro de obras, ingeniero y albañil", comenta risueño sin ocultar el entusiasmo que le genera la empresa.

"Es una relación muy interesante que se da entre Papúa y la Argentina y entre Papúa y la Virgen de Luján -concluye el padre Prado a AICA- y agrega: "la Virgen, es morenita como son ellos y se quiso quedar junto al río, como están todas nuestras aldeas y a la Virgen la cuidó el negrito Manuel, así que le tomaron mucho cariño, le componen canciones y ahora la Virgencita les trae hasta su casa al Santo Padre Francisco".+