San Luis: jornada de puertas abiertas en el monasterio de Belén

  • 22 de agosto, 2024
  • Merlo (San Luis) (AICA)
Las Hnas. de Belén de la Asunción de la Virgen y de San Bruno recibieron sábado 17 a los fieles, con los que realizaron visitas guiadas, rezaron las Vísperas en comunidad y compartieron la Eucaristía.

Los sábados, para los católicos, son días especialmente dedicados a María. En ese marco, las hermanas de la familia monástica de Belén de la Asunción de la Virgen y de San Bruno organizaron, el pasado 17 de agosto, una jornada de puertas abiertas en el monasterio Santa María en la Santísima Trinidad, ubicado en Merlo (San Luis).

Durante la mañana, hubo visitas guiadas y, por la tarde, se rezaron las Vísperas en comunidad. La jornada culminó con la celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo de San Luis, monseñor Gabriel Barba

Viendo la cantidad de fieles, algunos incluso sentados en el piso por la falta de lugar, el prelado señaló: "Da gusto ver esta iglesia. Hoy estamos acá como un pueblo hambriento, un pueblo que tiene hambre de Dios, y las hermanas nos ayudan a alimentarnos, con su oración de cada día y, hoy, en esta Eucaristía compartida".

Además, en su homilía, destacó, respecto de la Eucaristía: "Este Cristo sacramentado, este cuerpo y esta sangre de Cristo, es el alimento para la Vida, que no termina en la Iglesia, en los templos, en la liturgia: hay que salir".

"No nos entretengamos solamente a puertas cerradas, mirándonos entre nosotros o, peor aún, perdiendo el tiempo en internas o en descomunión, en no construir la comunión", planteó, y exhortó: "Una sola Iglesia, una sola fe, un solo bautismo, una sola Eucaristía, un solo cuerpo: la unidad, basada no en nuestra fuerza, sino en la gracia de Dios y en la Eucaristía".


Las hermanas acompañaron a cada grupo de visitantes a entrar en la intimidad de la familia monástica de San Bruno. En ese sentido, recorrer el monasterio fue una invitación a disfrutar de la belleza del arte sacro, la sencillez de las ermitas, el silencio intenso y los sonidos de la naturaleza al pie de las sierras.

Mostrando los talleres de trabajo, las hermanas explicaron que, a través del arte, ellas pueden comunicar la bondad y la belleza de Dios, ya que el silencio y la soledad son rasgos propios de su carisma monacal.

Desde el Obispado, expresaron una inmensa gratitud hacia la madre Querube, hacia cada una de las hermanas y a todos los servidores, por la calidez y alegría con las que recibieron a los peregrinos.+

-> Texto completo de la homilía