Mons. García Cuerva destacó el apasionamiento de san Ignacio de Loyola

  • 1 de agosto, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
En la fiesta patronal de la iglesia porteña más antigua, el arzobispo de Buenos Aires aseguró que el fundador de los jesuitas fue un apasionado de la vida, de Jesús y de la misión.

El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió la fiesta patronal de san Ignacio de Loyola en la iglesia más antigua de la Ciudad, donde destacó el apasionamiento del fundador de los jesuitas por la vida, por Jesús y por la misión.

Participaron de la celebración eucarística miembros de la Fundación Vasco Argentina, entre otras entidades.

En la homilía, monseñor García Cuerva explicó cómo debería ser la reacción de los cristianos ante la propuesta de entrega total a Jesús para seguirlo.

El arzobispo porteño destacó las tres pasiones del santo y destacó que su entrega a Jesús fue total. "No fue como la del jugador pecho frío, que está en la cancha, que quizás es buen jugador, pero le falta garra", diferenció, con una metáfora futbolera.

Al reflexionar sobre el Evangelio, monseñor García Cuerva señaló que "Jesús propone seguirlo, renunciando a todo. Es decir, Jesús invita a seguirlo y a ser discípulos apasionados". "No discípulos que se quedan a mitad de camino", advirtió, y subrayó: "Al contrario, Jesús pide entrega total".

"Lo que Jesús pide es poder dar la pasión y corazón en lo que hacemos. Y, por eso, nos invita a ser discípulos, pero no discípulos que se quedan a mitad de camino", sostuvo, y completó: "No discípulos pecho frío".


El arzobispo porteño destacó que san Ignacio de Loyola fue, claramente, "un discípulo apasionado. Un discípulo apasionado que dejó todo por seguir a Jesús".

"San Ignacio es un apasionado por la vida. Lo que hizo, lo hizo con pasión. Lo hizo con entusiasmo", insistió en destacar.

Monseñor García Cuerva finalizó invitando a pedirle a san Ignacio de Loyola que "nos regale la pasión por la vida", al plantear que "la historia la construyen los apasionados. Tal vez se equivocan, pero dejan huellas. Son los que se animan, los que arriesgan".

Tras señalar que el santo fue un apasionado por Jesús, al que definió como "otro apasionado", valoró: "San Ignacio se dejó contagiar por la pasión de Jesús y tuvo pasión por la misión, porque esa pasión es para compartir".+