Mons. Colombo: 'Obedecer a Dios antes que a los hombres'
- 27 de julio, 2024
- Mendoza (AICA)
El arzobispo de Mendoza presidió la fiesta de Santiago Apóstol, patrono y abogado de la ciudad, y destacó que "su protección nos ayuda e interpela para responder a los distintos llamados de Dios".
El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Colombo, presidió este jueves, en el templo dedicado a Santiago Apóstol, la fiesta en honor "al patrón y abogado" de la ciudad, según se lee en la formalidad de las actas capitulares redactadas a partir del año 1675.
"Hacemos memoria de la vida y la entrega de ese Apóstol de Jesucristo, que fue llamado y enviado por Él para anunciarnos su Reino. En este Año Jubilar, vocacional y misionero, su protección nos ayuda e interpela para responder a los distintos llamados de Dios a lo largo de nuestra vida", expresó en su homilía.
Reflexionando sobre la vida y el testimonio de los primeros apóstoles, señaló además que "del amor a Dios y su centralidad en la vida del creyente se sigue la respuesta obediente e inclaudicable hasta el martirio, como fue la de Santiago".
"También nosotros estamos desafiados a vivir en obediencia a Dios, frente a todo lo que desconoce el primado de Dios a través de los dictados caprichosos de modas, ideologías e intereses", exhortó, y recordó que "la obediencia a Dios, para los que tenemos fe, es una respuesta de amor a Aquél que nos amó primero, que nos eligió y nos llamó para que diéramos fruto en su nombre".
El que quiera ser grande, que se haga servidor
A continuación, el arquidiocesano instó a reflexionar sobre el poder y el ejercicio de la autoridad como un servicio en la vida de los hombres: "El seguimiento de Cristo exige la entrega de la propia vida y el servicio a los demás como estilo de vida permanente de sus discípulos. A diferencia de las potestades humanas, entre los creyentes, el poder es servicio y responsabilidad".
"En el horizonte creyente de la autoridad en la Iglesia, se responde en conciencia ante Aquél que nos llamó y nos envió para esa misión", planteó, y consideró: "El bien de cada hermano, y de toda la comunidad a la luz del proyecto de Dios, es central".
Por último, expresó su deseo de "que todos los caminos y vidas, en esta Iglesia particular mendocina, confluyan en una respuesta de obediencia de fe, personal y comunitaria, a los llamados de Dios".+