Concordia: misión, adoración y misa de niños para celebrar Corpus Christi
- 6 de junio, 2024
- Colón (Entre Ríos) (AICA)
En el marco del Encuentro del Niño y la Familia de la Zona Sur, numerosos grupos de parroquias y capillas de la región participaron de las actividades en la ciudad de Colón.
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En la víspera de la celebración de Corpus Christi, la diócesis de Concordia celebró el Encuentro del Niño y la Familia de la Zona Sur, en la ciudad entrerriana de Colón.
Con el lema “Mírame, aquí estoy”, numerosos grupos de parroquias y capillas de la región participaron de las actividades, que estuvieron centradas en la catequesis de Comunión y Confirmación.
En el Parque Quirós se compartieron juegos y hubo momentos de oración y adoración. Desde allí se dividieron en grupos que misionaron por los barrios y peregrinaron por el centro de la ciudad.
Finalmente, se reunieron entre las plazas Washington y Artigas para celebrar la misa, que fue presidida por el obispo de Concordia, monseñor Gustavo Zurbriggen.
“Jesús, presente en el sacramento de la Eucaristía, nos quiere amigos suyos; nos ama y quiere que nosotros lo amemos a Él”, sostuvo el prelado durante su homilía, especialmente destinada a los niños.
“Queridos chicos: tienen que querer mucho a Jesús Resucitado; Él quiere estar siempre con ustedes. Tienen que escuchar la Palabra del Evangelio para aprender el estilo de vida que los hace verdaderamente felices y que es el estilo de vida de Jesús”, animó, y concluyó: “Nunca se olviden de Jesús; no se alejen de Él. Búsquenlo y pídanle que los bendiga, los cuide y le dé alegría. Y para ser amigos de Jesús, tienen que rezar todos los días”.
Finalizada la celebración, monseñor Zurbriggen reflexionó sobre la importancia de esta jornada para la Iglesia Católica: “El sacramento de la Eucaristía es el que hace a la Iglesia. Cuando comulgamos nos transformamos en el mismo cuerpo de Cristo”.
“La comunidad existe porque es Jesús quien nos convoca, nos alimenta con su vida y nos impulsa a la misión. Por eso es fundamental que confesemos anualmente la presencia real de Jesús Resucitado en un sacramento tan sencillo, como el pan y el vino consagrados”, planteó.+