El Card. Pizzaballa instó a trabajar por un alto el fuego en Tierra Santa
- 3 de mayo, 2024
- Roma (Italia) (AICA)
El patriarca latino de Jerusalén llamó a las religiones a no "echar nafta al fuego": se necesitan testigos creíbles y honestos, para construir la paz con los criterios del Evangelio.
"Debemos trabajar por un alto el fuego como primer paso hacia otras perspectivas políticas, que, sin embargo, es necesario construir", consideró el cardenal Pierbattista Pizzaballa. El día después de tomar posesión de la iglesia titular de San Onofrio en Roma, el patriarca latino de Jerusalén pronunció una lectio magistralis (conferencia magistral) en la Pontificia Universidad Lateranense (PUL) sobre el tema: "Figuras y criterios de la pastoral de paz".
El cardenal habló de la debilidad de la comunidad internacional y llamó a las religiones a no "echar nafta al fuego": se necesitan testigos creíbles y honestos, todos los criterios para construir la paz se encuentran en el Evangelio.
“Todos los acuerdos de paz en Tierra Santa, hasta ahora, han fracasado, porque a menudo eran acuerdos teóricos, que pretendían resolver años de tragedias sin tener en cuenta la enorme carga de heridas, dolor, resentimiento y ira que aún ardía y que en los últimos meses estalló de manera extremadamente violenta", señaló.
Según el patriarca “Para mirar al futuro con esperanza y paz es necesario emprender un proceso de purificación de la memoria. Las heridas, si no se tratan, crean una actitud de victimismo y de ira, que hacen que la reconciliación sea difícil, si no imposible. Hasta que no haya una purificación de la memoria común por parte de todos, hasta que no haya un reconocimiento del mal cometido y sufrido mutuamente, hasta que no haya una relectura de las propias relaciones históricas, las heridas del pasado seguirán siendo un equipaje llevar sobre los hombros y un criterio para comprender las relaciones mutuas".
De ahí la necesidad de "una educación humana en el perdón, una formación cultural que permita al hombre mirar los acontecimientos no exclusivamente desde la perspectiva de sus propias heridas, que tienen siempre un horizonte limitado y cerrado, y le ayude a interpretar los acontecimientos, personales y colectivos, con la mirada puesta en el futuro, que tenga en cuenta también el bien de la realidad humana y social circundante, la necesidad de reactivar las dinámicas de vida".
Verdad y justicia
Al mismo tiempo, no podemos hablar de perdón "sin hablar de verdad y justicia: la ocupación israelí de los territorios de Cisjordania existe en Tierra Santa desde hace décadas, con todas sus dramáticas consecuencias para la vida de los palestinos y también para de los israelíes. La primera y más visible consecuencia de esta situación política es la condición de injusticia, de no reconocimiento de los derechos básicos y de sufrimiento en que vive la población palestina en Cisjordania. Es una situación objetiva de injusticia".
El perdón, en conclusión, “por sí solo no puede construir la paz. La verdad y la justicia por sí solas no pueden construir la paz. Afirmar la necesidad de verdad y de justicia es una actividad sacrosanta, pero si se separan del deseo de perdón, dejan al adversario en el banquillo, haciéndole afrontar sus propias responsabilidades, pero sin superarlas, sin ofrecer perspectivas de salida. Al final se convierte en recriminación. Todo esto puede provocar una reacción aún más agresiva por parte de la oposición".
Es necesario, por tanto, que "la pastoral eclesial de la paz sepa poner entre sí estos tres elementos en un diálogo continuo, difícil, doloroso, complejo, lacerante y fatigoso".
A menudo, concluyó Pizzaballa,“En Tierra Santa se trata de saber esperar. Los corazones de las personas y las comunidades no siempre están preparados y libres para hablar de perdón. El dolor sigue siendo demasiado fuerte. A menudo es más fácil lidiar con la ira que con el deseo de perdón. Por tanto, debemos saber esperar, pero al mismo tiempo proponer sin cansarnos el camino cristiano de la paz”.+