Mons. Torrado Mosconi, a un nuevo sacerdote: 'Somos convocados para la misión'
- 30 de abril, 2024
- Lincoln (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Nuevo de Julio ordenó al diácono Juan Camacho en la parroquia Inmaculada Concepción, de Lincoln, de la que fue designado vicario parroquial.
El obispo de Santo Domingo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, ordenó sacerdote al diácono Juan Camacho, durante una celebración eucarística celebrada el 26 de abril en la parroquia Inmaculada Concepción, de la ciudad de Lincoln.
El templo estuvo colmado de fieles, entre los que se encontraban muchos venidos de las comunidades de Nueve de Julio y Pehuajó, lugares donde el nuevo presbítero estuvo destinado en los últimos tiempos de su formación y diaconado.
Luego de la proclamación de las lecturas de la Palabra de Dios, el ordenando fue llamado y presentado, y el obispo pronunció la homilía, durante la que tuvo lugar el diálogo mediante el cual Camacho se comprometió a cumplir las exigencias de su ministerio y se invocó la intercesión de los santos, cantando las letanías.
A continuación, tuvo lugar el rito propiamente dicho de la ordenación, con la imposición de manos del celebrante y la oración de consagración. Finalmente, el recién ordenado fue revestido con los ornamentos propios de su orden, como son la estola y la casulla, y ungido en las manos con el santo Crisma; también, recibió el cáliz y la patena para la celebración eucarística, y el saludo de paz de los sacerdotes, como signo de su incorporación al cuerpo presbiteral.
En la homilía, monseñor Torrado Mosconi afirmó que una nueva ordenación presbiteral es muestra clara del amor de Dios por su pueblo, al que no deja de enviarle pastores para que lo cuiden y guíen con la predicación, por los sacramentos y su caridad pastoral: “¡Dios los quiere mucho, por eso hoy les regala un nuevo sacerdote!”.
Seguidamente, comentando el Evangelio del día, se detuvo en las imágenes del camino y la casa, para recordar que el horizonte y la meta de la vocación y misión sacerdotal será llevar siempre a los hombres por el camino, que es Cristo, hacia el hogar eterno de Dios.
Asimismo, dirigiéndose al ordenando y a los presbíteros presentes, expresó: “Esta misión de conducir a todos a la casa de Dios, la llevamos a cabo entre todos, como cuerpo, porque ninguno de nosotros es sacerdote por sí y para sí mismo, sino en la comunión de un cuerpo y para el servicio de los demás”.
El obispo prosiguió destacando y comentado tres ritos o gestos de la celebración de la ordenación, que se llevarían a cabo seguidamente: la postración y la imposición de manos, y la unción con el crisma.
“El llamado por parte de la Iglesia nos recuerda que somos convocados para la misión; la iniciativa es de Dios y nosotros respondemos en la fidelidad y la entrega generosa”, sostuvo, y agregó: “La postración nos recuerda quiénes somos realmente y el llamado a vivir en la humildad, sabiendo que contamos con la intercesión de los santos, la oración de la Iglesia que nos sostiene”.
“El antiguo gesto de la imposición de las manos, que viene de los Apóstoles, recuerda que el Señor mismo nos da su Espíritu para animarnos y fortalecernos en la entrega y la misión”, destacó el diocesano. Finalmente, hizo referencia al rito de ungir las manos, para poder realizar la obra de Dios.
Luego exhortó a la asamblea a perseverar en la oración por los sacerdotes y las vocaciones al ministerio, agradeciendo el don del sacerdocio y la respuesta generosa de Chaparro.
Primeras palabras del sacerdote
De la misa participó celebrando y tomando parte en la plegaria eucarística el nuevo sacerdote. Antes de la bendición final, se dio lectura al decreto de nombramiento como vicario de la parroquia anfitriona al recién ordenado, quien se dirigió a la asamblea para manifestar su gratitud, y el Obispo aprovechó el momento para describir la situación sacerdotal actual en la diócesis.
El padre Camacho agradeció a Dios por el don de la vocación cumplido y por testimoniar la fuerza de su gracia, que -dijo emocionado- lo sostuvo en medio de las pruebas y dificultades.
Hizo partícipe y extensivo ese agradecimiento a los presentes, a su familia y a las comunidades por las cuales había pasado, y de quienes tanto había recibido, afirmó.
Monseñor Torrado Mosconi intervino a continuación nuevamente, para dar a conocer la situación pastoral en cuanto a la presencia sacerdotal, recordando el testimonio del padre José Lazzaletta, de 90 años de edad -que aún sigue en plena actividad como párroco de Pellegrini, presente allí y ordenado en ese lugar hace ya 67 años-, y para presentar a los últimos ordenados junto con los tres seminaristas próximos al diaconado.
Al término de la celebración eucarística, el neosacerdote recibió el saludo de los presentes, con el besamanos y demás muestras de afecto, reconociendo el testimonio de su servicialidad y cercanía dejado en las comunidades de la diócesis por donde pasó.
La comunidad parroquial linqueña, encabezada por su párroco, el presbítero Guillermo Gómez, ofreció a cuantos participaron de la celebración una festiva cena fraterna en el Colegio Nuestra Señora.+