Mons. García Cuerva: 'Pidamos un corazón nuevo para ponernos al servicio de los otros'
- 20 de marzo, 2024
- Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires llamó a unirse en función de "generar estructuras nuevas para un país más justo" y construido entre todos.
El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, invitó a pedirle a Dios que “nos dé un corazón puro, que nos libere de la culpa, que no nos deje ahogarnos por la culpa, porque la culpa aparte es un sentimiento que nos paraliza, que no nos deja avanzar y que no nos deja ser responsable de nuestras acciones.
“Con la culpa, nos quedamos como atrapados en el pasado y no confiamos en la misericordia de Dios, por eso, prohibido ahogarnos en la culpa. Quizá muchos de los que nos siguen hoy vienen arrastrando culpas desde hace muchos años en su historia personal, pero creo que tenemos que animarnos hoy a presentarle el corazón a Dios y decirle que nos regale un corazón puro, liberado del pecado, pero también liberado especialmente de las culpas”, recordó en la homilía dominical.
“Pidamos juntos al Señor, entonces, que nos regale un corazón nuevo, pero no un corazón nuevo para mirarnos al espejo y decir qué bueno que soy, me liberé del pecado, me liberé de todas las culpas”, sostuvo, y completó: “No, un corazón nuevo para construir un nuevo mundo, un corazón nuevo para ponerme al servicio de los demás, un corazón nuevo para jugarme por los otros”.
Monseñor García Cuerva terminó su reflexión con un texto de San Óscar Romero, que habla de esa tensión entre cambiar el corazón y ponernos al servicio de los otros: “Vivamos este tiempo de cuaresma que nos va a capacitar en esta larga peregrinación que emprendimos el Miércoles de cenizas y hasta la Pascua y hacia Pentecostés. Ellas son las dos grandes metas de la Cuaresma. El hombre no se mortifica por una enfermiza pasión por sufrir. Dios no nos ha hecho para el sufrimiento. Si hay ayunos, si hay penitencia, si hay oración, es porque tenemos una meta positiva que el hombre alcanza con su vencimiento, en la Pascua, o sea, en la resurrección, para que no sólo celebremos a un Cristo que resucita, sino que durante la Cuaresma nos hemos capacitado para resucitar con Él a una vida nueva, y así ser hombres nuevos, como los que precisamente hoy necesita nuestro país. No gritemos solamente cambios de estructuras, porque de nada sirven esas estructuras nuevas ,cuando no hay hombres nuevos que manejen y vivan esas estructuras que urgen en el país”.
“Cambiemos el corazón, pidamos con el salmo un corazón nuevo, un corazón purificado, para ponernos al servicio de los otros, para glorificar a Dios entregando la vida por los demás y, entre todos, generar estructuras nuevas, como nos decía monseñor Romero, estructuras nuevas para un país más justo que tenemos que construir entre todos”, concluyó el arquidiocesano.+