Hermanas Carmelitas: dedicación de la iglesia del convento de San José
- 9 de noviembre, 2023
- Buenos Aires (AICA)
La celebración eucarística fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva, quien invitó a comprometerse para que ese lugar "sea un templo-nido".

Las Hermanas Carmelitas vivieron una jornada de alegría y emoción, a raíz de la dedicación de la iglesia del convento de San José (ubicado en la calle Humberto 1º 1352), que presidió el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva.
Al comenzar la Eucaristía, una monja leyó un relato breve sobre la historia del templo: "Una casa que –resumió- es reflejo de la entrega y el trabajo de tantas personas a lo largo del tiempo; y que participaron con dinero, materiales, arte y oración, para que el monasterio contara con una iglesia en la que poder compartir celebraciones, adorar al Santísimo y reservar la Eucaristía".
En la homilía, monseñor García Cuerva tomó tres elementos mencionados en las lecturas, para reflexionar sobre el rol de la Iglesia y su impacto en la Ciudad: el agua, un lugar donde anidar y la piedra.
Al respecto, y recordando los tiempos en los que vivía en una villa de emergencia, el arzobispo porteño contó: “Una señora me enseñó, ante la desesperación por la inundación, que el agua no se mueve, al agua hay que dejarla pasar”.
“Que este templo sea un lugar desde el que se desparrame la vida de Cristo, desde el altar, desde la Palabra de Dios, desde la Eucaristía; que cada uno de nosotros ayude a que esa agua llegue a todos los puntos de la Ciudad”, expresó.
“Dicen que los nidos de golondrina tienen forma de casa y los hacen apoyado en las construcciones”, señaló el arzobispo, agregando que “lo construyen entre el macho y la hembra, y que lo usan varias veces, no lo abandonan”.
Monseñor García Cuerva invitó a la comunidad a sentirse comprometida a que “sea este un templo- nido”, y deseó que cada uno que pase por allí “encuentre el apoyo, encuentre que las palabras del salmo son reales: '¡Qué amable es tu casa Señor!'”.
“Las hermanas hablaron de la historia,en memoria agradecida, de muchos que fueron piedra, que sostuvieron el sueño de construir esta casa”, reflexionó, y completó: “Esta casa tiene que ser cimiento, aquí podemos encontrar fundamento, aquí venimos a alimentar nuestra fe, aquí podemos encontrar la Eucaristía y la Palabra, aquí podemos rezar”.
“Aquí podemos volver a sustentarnos en esta piedra firme para seguir adelante”, concluyó.
La dedicación del templo
La celebración eucarística continuó con la ofrenda de reliquias de diversos santos y beatos, que se depositaron en el altar mayor: san Juan de la Cruz, santa Teresita del Niño Jesús, el Santo Cura Brochero, santa Teresa de Calcuta, san Artémides Zatti, la beata María Antonia de Paz Figueroa, las beatas mártires de Guadalajara, la beata María Felicia de Jesús Sacramentado y los beatos mártires riojanos.
El arzobispo también ungió con el Santo Crisma el altar y doce cruces, que se colocaron sobre las paredes del templo en representación de los apóstoles, y que fueron fabricadas con los restos de la reja del coro de las Hermanas Carmelitas.
Finalmente, se esparció incienso sobre el altar y las paredes del templo, se revistió el altar y se continuó con el rito habitual de la misa.
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