Mons. Ojea: 'La Palabra no se impone ni avasalla, se propone'

  • 16 de julio, 2023
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo reflexionó sobre la parábola del sembrdor, invitando a pedirle a Dios "ser tierra fecunda" para abrirse a la comunicación que "Él constantemente quiere tener con nosotros".

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, destacó en su reflexión semanal que “Jesús busca siempre comunicarse con nosotros”, al recordar que “a lo largo de toda la historia el hijo de Dios, la Palabra de Dios, ha querido penetrar en el corazón del hombre”.

“Ella nos habla por medio de la naturaleza creada, por la Creación; nos habla por la vida misma que vivimos, que tenemos que aprender a leerla y nos habla a través de su Palabra, de su Palabra escrita, la Palabra de Dios, la luz de nuestros ojos”, agregó. “Esa Palabra quiere entrar en nuestro corazón, no para conquistarlo; no se impone al corazón, no lo avasalla, sino que simplemente se propone; el sembrador es Jesús, la semilla es la Palabra de Dios y la tierra en que esta semilla es recibida, es nuestro corazón”, profundizó.

El obispo sanisidrense reflexionó también sobre la semblanza de las cuatro tierras, expresando: “El Señor describe cuatro tipos de tierra, que es como hacer una radiografía del espíritu humano. La primera es tierra de camino, la semilla cae sobre el asfalto, entonces es totalmente impermeable, no puede penetrar la semilla”.

“El corazón está cerrado, de antemano no escucha, no recibe, hay como un prejuicio ante la Palabra; es no querer leer lo que Dios me va diciendo a través de la vida, es preferir estar incomunicado, metido dentro de mí mismo sin abrirme a nada que pueda cambiarme, interpelarme”, describió.

Monseñor Ojea indicó que “la segunda tierra sobre la que habla el Evangelio es una tierra superficial, es poco profunda. En un principio, parece que la siembra va a ser exitosa, entonces la persona se entusiasma, comienza a andar bien, comienza a recibir la Palabra, pero yo diría que es como una tierra impresionable, vive de una primera impresión; enseguida le gana la pereza, enseguida está ganada por lo superficial, entonces la raíz es poco profunda, no se puede hundir la semilla”.

“Esta tierra está dentro de nosotros, somos un poco cada una de estas tierras si miramos bien nuestro corazón. Hemos sabido lo que es entusiasmarnos en algún momento con los mensajes que Dios nos envía, pero luego sabemos que no perseveramos, que somos inconstantes”, añadió.

El prelado señaló que también hay “otra tierra, que es tierra de espinas; aquí aparece una lucha, porque las espinas son los ídolos de este mundo: el dinero, el poder, el sexo, los grandes ídolos de este mundo”, y advirtió: “Si se miran solos, exclusivos, sin ninguna funcionalidad, entonces la tierra está en lucha. La semilla quiere entrar, pero estas espinas no la dejan entrar, entonces esta tierra, que es tierra de espinas, perturba que penetre la Palabra en profundidad”.

Hacia el final de su reflexión, monseñor Ojea hizo hincapié en “la tierra fértil, la tierra fértil que se abre totalmente para recibir la Palabra de Dios. Deja que la semilla se hunda en el corazón; muera dentro de ese corazón, viva su proceso y luego crezca y florezca”.

“Estas cuatro tierras están dentro de nosotros. Pidámosle al Señor poder ser tierra fecunda, para poder abrirnos a la comunicación que Él constantemente quiere tener con nosotros”, concluyó.+