El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la misa de acción de gracias por los 75 años del colegio José Manuel Estrada en la parroquia San José, donde destacó que "bajo la guía y la caridad de sacerdotes identificados con el carisma orionita se fue plasmando el ideal de iluminar las mentes con las letras y con el Evangelio, y mover los corazones con el fuego del amor solidario". También hizo hincapié en el concepto "educación del corazón" al asegurar que "una escuela no existe sólo para transmitir conocimientos o saberes parciales, aunque se los enseñe con excelencia didáctica. Éste sería un logro importante pero muy imperfecto. Lo decisivo en una escuela cristiana y católica, es la educación del corazón del niño y del joven, promoviendo los valores y procurando despertar su sentido moral y la referencia a los ideales del Evangelio. Una educación que sólo instruye no forma la personalidad, sólo entrega un instrumento que podrá ser empleado para el bien o para el mal
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la misa de acción de gracias por los 75 años del colegio José Manuel Estrada en la parroquia San José, donde destacó que "bajo la guía y la caridad de sacerdotes identificados con el carisma orionita se fue plasmando el ideal de iluminar las mentes con las letras y con el Evangelio, y mover los corazones con el fuego del amor solidario".
El prelado valoró la obra de la familia espiritual de Don Orione en Mar del Plata, porque, aseguró, surgió "de un corazón grande, querida y auspiciada por él. Una obra de aquella caridad que, según el santo fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, sólo ella puede salvar el mundo. Obra de caridad hacia tantos niños de este nuevo barrio San José que seguía creciendo en lo que, por los años 30, era la periferia de la ciudad".
"Dos notas que la trayectoria de este colegio ha podido mostrar. El tiempo transcurrido, en efecto, ha mostrado la solidez de los cimientos espirituales, y destacadas personalidades de los distintos ámbitos del quehacer de la sociedad, han probado el merecido prestigio alcanzado", subrayó.
Al referirse al lema "75 años enseñando el corazón de niños y jóvenes", el obispo marplatense hizo hincapié en el concepto "educación del corazón" al que consideró "un punto fundamental".
"En efecto, una escuela no existe sólo para transmitir conocimientos o saberes parciales, aunque se los enseñe con excelencia didáctica. Éste sería un logro importante pero muy imperfecto. Lo decisivo en una escuela cristiana y católica, es la educación del corazón del niño y del joven, promoviendo los valores y procurando despertar su sentido moral y la referencia a los ideales del Evangelio. Una educación que sólo instruye no forma la personalidad, sólo entrega un instrumento que podrá ser empleado para el bien o para el mal", puntualizó.
Monseñor Marino sostuvo que "éste debe ser el ideal de todo docente en nuestras instituciones. Nuestras convicciones se transmiten ante todo cuando el docente las comunica con el elocuente lenguaje del ejemplo, cuya eficacia es mayor que muchas palabras".
Tras asegurar que "la adversa cultura secularizada y relativista debe servirnos de estímulo para un diálogo por momentos tenso pero necesario con los desafíos del presente", consideró que "es preciso reflexionar y capacitarse, mirando la realidad presente sin renunciar a nuestros valores, antes bien encarnándolos en nuestro testimonio de vida. Nuestra identidad cristiana y católica no nos cierra al mundo actual, sino que nos mueve al discernimiento, al testimonio y a la creatividad".
Monseñor Marino estimó que "una vez más resultan significativas las palabras de San Luis Orione al elegir el nombre de José Manuel Estrada que llevaría el colegio. En el ilustre católico educador de la juventud y excelente hombre cívico encontraba una inspiración para esta obra. Oigamos sus palabras: ?Nuestras escuelas deben rebosar de espíritu cristiano y religioso, pero no deben oler demasiado a sacristía?".
"La tarea educativa de la niñez y de la juventud es la más seria y trascendente que tiene una sociedad. Es obra de amor. Entusiasma y compromete, es necesaria y difícil. Pero el Espíritu Santo sigue actuando en el mundo y sabemos que es un Espíritu Creador. Guía a la Iglesia y cuando encuentra corazones bien dispuestos los convierte en instrumentos del Reino de Jesucristo", indicó.
Por último, monseñor Marino deseó y pidió para esta noble institución "las gracias que la renueven en el fuego del carisma original, de modo de poder contribuir al bien común de la sociedad y al crecimiento del testimonio de la Iglesia".+
Texto completo de la homilía