Benedicto XVI: ¿Por qué tanto horror? Por qué tanta muerte?

  • 17 de septiembre, 2012
  • Beirut (Líbano) (AICA)
Como mensajero de Paz Benedicto XVI celebró este domingo su tercera jornada de visita al Líbano. En su alocución previa al rezo mariano del Angelus el auspicio de paz para Siria y los países vecinos estuvo en el centro de su mensaje. Una vez más Su Santidad elevó un enérgico llamado dirigido no solo a la Comunidad Internacional sino a los Países árabes para que puedan ser planteadas las soluciones que conduzcan al respeto de la dignidad de toda persona humana. "¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte? Apelo a la comunidad internacional. Apelo a los países árabes de modo que como hermanos, propongan soluciones viables que respeten la dignidad de toda persona humana, sus derechos y su religión. Quien quiere construir la paz debe dejar de ver en el otro un mal que debe eliminar".
Como mensajero de Paz Benedicto XVI celebró este domingo su tercera jornada de visita al Líbano. En su alocución previa al rezo mariano del Angelus el auspicio de paz para Siria y los países vecinos estuvo en el centro de su mensaje. Una vez más Su Santidad elevó un enérgico llamado dirigido no solo a la Comunidad Internacional sino a los Países árabes para que puedan ser planteadas las soluciones que conduzcan al respeto de la dignidad de toda persona humana. El lugar ?comenta una información de radio vaticana- en el que el Papa pronunció su mensaje previo al rezo mariano del Angelus fue el City Center Waterfront de Beirut, un escenario ideal -tierra ganada al mar-, que se eleva sobre los escombros del centro de Beirut arrasado al suelo en tiempo de guerra, y que fueron llevados a ese sitio, y que hoy ?con excelente creatividad- forma parte de la zona turística de Beirut. En este mismo lugar su predecesor el beato Juan Pablo II el 11 de mayo de 1997,celebró la Santa Misa. El Papa invocó a María, Nuestra Señora del Líbano, "en torno a la cual se encuentran los cristianos y los musulmanes", e implorando de la Virgen "el don de la paz para los habitantes de Siria y los países vecinos". "Conocen bien la tragedia de los conflictos y de la violencia, que genera tantos sufrimientos -dijo el Papa a los presentes- Desgraciadamente, el ruido de las armas continúa escuchándose, así como el grito de las viudas y de los huérfanos. La violencia y el odio invaden sus vidas, y las mujeres y los niños son las primeras víctimas. ¿Por qué tanto horror? ¿Por qué tanta muerte? Apelo a la comunidad internacional". "Apelo a los países árabes de modo que como hermanos, propongan soluciones viables que respeten la dignidad de toda persona humana, sus derechos y su religión. Quien quiere construir la paz debe dejar de ver en el otro un mal que debe eliminar. No es fácil ver en el otro una persona que se debe respetar y amar, y sin embargo es necesario, si se quiere construir la paz, si se quiere la fraternidad". "Que Dios conceda a su país, a Siria y a Medio Oriente -exclamó- el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia. Que los hombres entiendan que todos son hermanos. María, que es nuestra Madre, comprende nuestras preocupaciones y necesidades". "Con los patriarcas y los obispos aquí presentes, encomiendo a Medio Oriente bajo su materna protección. Que con la ayuda de Dios nos convirtamos, trabajando con ardor por instaurar la paz necesaria para una vida armoniosa entre hermanos, no importa su proveniencia o convicciones religiosas", concluyó.+