Mons. Fernández: 'Celebramos felices 40 años de democracia, pero apuntemos más alto'

  • 25 de mayo, 2023
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata presidió el tedeum por el 25 de Mayo y animó a que "vayamos por otros 40 años de democracia capaces de hacer nacer un país nuevo", pensando una democracia que incluya a todos.

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió este jueves 25 de mayo el tradicional tedeum en la catedral platense.

Participaron de la ceremonia, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Áxel Kicillof; el intendente local, Julio Garro; el de Berisso, Fabián Cagliardi; representantes de distintas confesiones religiosas, junto con autoridades militares, policiales, sindicales, miembros del gabinete, del poder legislativo y judicial, organizaciones sociales, y representantes de diversas instituciones del medio.

Al inicio el arzobispo destacó: “En este tedeum ecuménico e interreligioso, con hermanas y hermanos de distintas iglesias y comunidades religiosas, estamos reunidos para agradecer a Dios por 40 años de recuperación de la democracia. Son 40 años de democracia ininterrumpida, cosa que para América Latina no es poco”. 

Además, dijo, “nosotros lo damos por obvio, como si no fuera posible un tremendo retroceso y volver a perderla. No necesariamente por algún golpe violento, porque además de los golpes militares están los golpes cívicos, los golpes empresariales, y muchas maneras sutiles de destrozar la democracia. Por eso hace falta repetir con la misma fuerza aquel ‘¡Nunca más!’”, continuó.

Posteriormente proclamaron las lecturas Susana Palladino de la Iglesia Metodista, Agustín Marcof, director del servicio religioso de AMIA La Plata y Pablo Rubén Azar, de la Iglesia Siriana Ortodoxa de Antioquía. También elevaron oraciones Inderveer Kaur de la fe Sikh y Mariela Plaza de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. 

Luego, en la homilía, el prelado señaló: “Celebramos los 40 años de aquel precioso momento en que recuperamos la democracia. Agradecemos a Dios que finalmente se haya roto aquel ciclo maldito de interrupciones de la vida democrática”.

Por otro lado, señaló, “no podemos ignorar algo: que esta democracia que amamos, con sus valiosas instituciones, tiene todavía que mejorar sus procedimientos, sus formas, sus cauces institucionales. Pero lo más serio es que no acierta a cumplir su finalidad última, que es el bien común, que es incluir a todos en el camino de la plenitud humana”.

En ese sentido, manifestó que “es la mirada del amor, porque el amor ve cosas que nadie ve. Cuando alguien ama descubre en el ser amado valores y hermosura que otros no pueden apreciar. Por eso el amor vale más que cualquier idea”. 

Y subrayó: “Lamentablemente estamos en una época de crisis cultural donde es difícil sostener esa mirada que vea más allá de las apariencias, que sepa valorar a un ser humano más allá de su belleza o eficiencia e incluso más allá de sus puntos débiles. Avanza la cultura de la cancelación que se vuelve una forma de inquisición, de elitismo autoritario y despótico. Si alguien cometió un error lo borramos para siempre”.

Monseñor Fernández aseguró que “hay dos formas posibles de ponerse frente a los seres humanos: Una es la mirada utilitarista, la más común, que mira al otro como algo que me sirve o no a mí, me gusta o no, encaja o no con mis ideas y mis proyectos personales”.

“Pero hay otra mirada, que es un milagro divino. Está ese que mira al otro como un ser único, como una maravilla del universo, como alguien sagrado e irrepetible. Lindo o feo, me guste o no, veo a un hermano que tiene un valor infinito. Y si esto lo vive alguien que tiene poder, entonces quiere hacer cosas que expresen esa dignidad secreta de cada ser humano”, enfatizó. 

El arzobispo platense deseó entonces que “ojalá todos nosotros podamos vivir esa sublime experiencia de ayudar a otros a que vivan mejor, ojalá con nuestros gestos sepamos decir a los demás: ‘No importa como sos, como te han juzgado, como te han mirado, vos sos un rey, vos sos una reina’”.

Precisamente, recordó, “para expresar que la democracia incorpora a todos, valora a todos y hace un lugar para todos, hoy quise invitar a esta celebración a los compañeros y compañeras que trabajan en el reciclado, a los llamados ‘cartoneros’. Para reconocer que nuestra democracia también es de ellos y para ellos. Para recordar que la democracia es de todos y para todos, y se envilece a sí misma cuando deja a algunos afuera”.

Luego, el prelado expresó lo siguiente: “Miremos una persona que nació en una buena familia y pudo acrecentar su patrimonio, llevar una buena vida con una linda casa, autos, vacaciones en el exterior. Todo bien. Tuvo la suerte de crecer en condiciones adecuadas, e hizo acciones meritorias. Así, con energías y tiempo construyó una vida muy acomodada para él y para sus hijos. Al mismo tiempo, un cartonero, con los mismos o mayores méritos debido a los esfuerzos y al tiempo que invirtió, no tiene nada. No tuvo la suerte de nacer en el mismo contexto, y por más que haya sudado apenas si pudo sobrevivir.

“Esto que le pasa a los cartoneros es el mejor ejemplo para mostrar que no puede construirse un pensamiento político y social sólo en torno a la llamada ‘meritocracia’”, prosiguió, al tiempo que subrayó que “ese no puede ser el único esquema para analizar la realidad social”.

En todo caso, dijo, “lo que tiene que preguntarse una sociedad es cómo hacer para que vivan dignamente esas personas que no pueden elegir su trabajo y les ha tocado una tarea pesada o agobiante: entonces habrá que preguntarse cómo reducir su horario de trabajo con un salario digno para que puedan estar algunas horas con su familia, descansar bien, hacer algo que les alegre el alma. ¿Son humanos no? Son reyes y reinas. Pero al fin de cuentas, a Jesús también lo despreciaban por ser un sencillo carpintero”. 

Finalmente, pidió que “apuntemos más alto entonces”. “Celebramos felices estos 40 años de democracia, pero apuntemos más alto. Vayamos por otros 40 años de democracia capaces de hacer nacer un país nuevo, donde cada argentina sea una reina, donde cada argentino sea un rey”, concluyó. 

Luego de la homilía, se realizó una oración por la patria, que fue guiada por el Pastor Juan Zuccarelli, presidente de la Federación de Pastores evangélicos de la Provincia de Buenos Aires, y se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino.+

» Texto completo de la homilía