Qué se festeja en Pentecostés

  • 26 de mayo, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
El próximo domingo 28 se celebra la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen y los apóstoles, la cual dio origen a la actividad misionera de la Iglesia como entidad universal.

Pentecostés” (palabra de origen griego, que significa “quincuagésimo”) es el nombre de la fiesta cristiana del día número 50 del tiempo pascual. Se trata de una solemnidad con la que se pone término a ese tiempo litúrgico y que constituye la culminación solemne de la propia Pascua y, de alguna manera, su coronamiento.

Durante Pentecostés se celebra la venida del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen y los santos apóstoles -bajo la forma de lenguas de fuego, que se posan de repente sobre cada uno de ellos acompañadas de un ruido ensordecedor- y el inicio de la actividad de la Iglesia como entidad misionera y universal, ya que a partir de entonces los discípulos de Jesús les comienzan a predicar la Buena Nueva a los habitantes de todo el mundo. Por todo ello, también se conoce esta solemnidad como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después del domingo de Pascua de Resurrección y de la Navidad.

En las narraciones sobre Pentecostés del libro de los Hechos de los Apóstoles, se le adjudica al Espíritu Santo características milagrosas (o carismas): Él ofrece valentía y libertad, posibilita el habla y la comprensión de lenguas desconocidas (glosolalia) y fortifica a la comunidad universal de la Iglesia, todos aspectos que se observan plasmados en la primera lectura de la misa de ese día (Hch. 2, 1-11).

Pentecostés en el Antiguo Testamento
El fondo histórico de esta celebración es la fiesta judía llamada Shavuot, durante la cual se celebra el quincuagésimo día posterior a la Pascua israelita, marcada por la salida de Egipto, cuando se apareció Dios en el monte Sinaí y le entregó la Ley (es decir, los mandamientos) al pueblo de Israel, con lo que se forjó la llamada Antigua Alianza. Esto explica que hubiera tantos judíos y prosélitos en Jerusalén, llegados de todas las regiones del conocido hasta entonces, el día de Pentecostés del año 33 de nuestra era, según se narra en el libro de los Hechos.

En efecto, Pentecostés era también una de las tres grandes fiestas judías y, para celebrarla, gran cantidad de miembros del pueblo elegido subían a Jerusalén para dar gracias a Dios y adorarlo en el Templo. Por designio divino, esta fiesta que los judíos celebraban con tanta alegría se convirtió en la fiesta de la Nueva Alianza, la de la venida del Espíritu Santo con todos sus dones y frutos.

Pentecostés en la era cristiana
No hay registros de la celebración de esta fiesta en el siglo I con connotaciones cristianas. Las primeras alusiones a su celebración se encuentran en escritos de san Ireneo, Tertuliano y Orígenes, a fines del siglo II y principios del siglo III. Ya en el siglo IV hay testimonios de que en las grandes Iglesias de Constantinopla, Roma y Milán, así como en la península Ibérica, se festejaba el último día de la cincuentena pascual, en que la Iglesia Católica celebraba ya entonces su manifestación al mundo.

El Espíritu Santo en la Iglesia
En la Iglesia, la venida del Espíritu Santo en Pentecostés no fue un hecho aislado ocurrido una sola vez en sus inicios, sino que la está santificando continuamente, como también a cada alma a través de sus innumerables inspiraciones

Pentecostés es la confirmación de la promesa de Jesús antes de su Ascensión: “Dentro de pocos días, serán bautizados en el Espíritu Santo” (Hch. 1, 5).

Este bautismo pone de manifiesto varios aspectos, entre los que se destacan:

  • La unidad espiritual de todos los que recibieron el Espíritu de Jesús.
  • La constitución de una comunidad abierta a todos los pueblos, lo cual se ve simbolizado por el llamado milagro de Pentecostés: todos oían hablar a los apóstoles en su propio idioma. Mientras que en la soberbia de la construcción de la torre de Babel terminaron por confundirse todas las lenguas, de forma que nadie podía comprender al otro a punto tal de quedar esa construcción inconclusa, Pentecostés se considera como la restauración de la unidad perdida en Babel.
  • Si alguien tiene el Espíritu de Jesús, realiza los mismos gestos de Jesús: anuncia la palabra de Jesús; repite la oración de Jesús; perpetúa en la fracción del pan la acción de gracias de Jesús; y vive unido con los demás creyentes, compartiendo con ellos.

La vigilia juvenil de Pentecostés
Las llamadas “vigilias” se realizan la víspera de las fiestas cristianas más importantes (además de la de Pentecostés, también están la de Navidad y la del Sábado de Gloria, previa al Domingo de Pascua) y se trata de permanecer despiertos en comunidad durante toda la noche, a la espera de la luz del nuevo día.

Esta antigua costumbre cristiana quedó en la actualidad, mayormente, a cargo de los grupos juveniles, quienes comparten durante esa noche, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias, y llevan a cabo momentos de oración individuales y comunitarios.+