Mons. Azpiroz Costa: 'El tiempo es signo de la paciencia de Dios'

  • 23 de mayo, 2023
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
En ocasión de la peregrinación mensual que se hace a Nuestra Señora de Schoenstatt, el arzobispo de Bahía Blanca presidió el jueves 18 de mayo una misa en Nuestra Señora del Rosario de Villalonga.

En ocasión de la peregrinación mensual que se hace a Nuestra Señora de Schoenstatt desde febrero de 2017, el arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP presidió una misa en la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Villalonga, el 18 de mayo.

Peregrinos de toda la región participaron de la Eucaristía, concelebrada por monseñor Guillermo José Garlatti, arzobispo emérito de Bahía Blanca, y el presbítero Marcelo Villar; asistieron también los diáconos permanentes Oscar Vides y Pablo Quindimil.

En su homilía, el arzobispo de Bahía Blanca recordó que los Evangelios de los últimos días comienzan todos con el mismo versículo: “A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos…”

“Estamos celebrando el tiempo pascual, el paso de la muerte a la vida”, indicó monseñor Azpiroz Costa, y reflexionó: “Esa frase tan enigmática: ‘Dentro de poco no me verán y más adelante me volverán a ver’, muestra que el tiempo de Jesús da lugar a un tiempo de la Iglesia, y el Espíritu es el alma de la Iglesia”.

En el mismo sentido, señaló que “lo que la lectura de hoy va provocando es una interiorización y profundización, la necesidad de paciencia para comprender la providencia de Dios y comprender cómo la extensión del Reino en mi familia, en mi comunidad, lleva su tiempo porque es por convicción, no proselitismo ni por intención de voto, es otra cosa distinta”.

“El tiempo es signo de la paciencia de Dios. No es que Dios tarde en cumplir sus promesas; es que Él quiere que todos se salven y tiene una paciencia infinita; somos nosotros los que no tenemos paciencia, ni siquiera finita”, sostuvo.

“¿El deseo de partir es bueno? Claro que es bueno”, prosiguió, aunque señalando que no es suficiente. “Que tenemos que partir lo decimos siempre, pero hay otra palabra que podríamos resumirla en una frasecita sonsa, pero que nos hace pensar: no se aparte, sea parte”, describió.

Por último, destacó que “el compartir lleva a una segunda acción: el deseo de partir”, porque “si Pablo y Jesús se hubieran quedado en Jerusalén hablando a los amigos, a los parientes y nada más, hoy no estaríamos aquí”, concluyó.+