'El Papa está promoviendo en la Iglesia un camino de apertura al diálogo amplio y profundo'

  • 20 de mayo, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Así lo destacó el director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la CEA, presbítero Máximo Jurcinovic, en un artículo sobre el lema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

El director de la Oficina de Comunicación y Prensa de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), presbítero Máximo Jurcinovic, publicó un artículo en el diario Perfil con el título "Mensaje papal: hablar con el corazón", en el que destaca que el Papa Francisco "está promoviendo en la Iglesia un camino de apertura al diálogo amplio y profundo".

"Esto no solo es necesario para la Iglesia. Es un modelo para el mundo, que necesita visibilizar hombres y mujeres que escuchen con el corazón, en la verdad y en el amor. El mundo y nuestra Patria necesitan una escucha que lleve a un diálogo fecundo. Menos respuestas rápidas y más contemplación de las preguntas profundas. Quizá, hablando con el corazón y no tanto desde lo prejuicios, construyamos el milagro de la fraternidad", planteó.

El sacerdote advirtió que "son muchos los hermanos y hermanas, especialmente los más vulnerables, que necesitan no tanto que se les responda en la inmediatez, sino que se los escuche", y consdieró que "es bueno ante ellos no estar pensando en qué me conviene responder, sino dejando paso al corazón noble que logra empatía y se pone en el lugar del otro".

"Hoy, de la mano de Francisco, los comunicadores estamos llamados a reproducir el gesto educativo de la escucha. ¿Lo hacemos?", preguntó el padre Jurcinovic.

Texto del artículo
La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se lleva adelante el Domingo de la Ascensión y se viene celebrando en la Iglesia desde 1967, fue instituida por expresa voluntad del Concilio Vaticano II. Los papas se han valido de estas Jornadas para manifestar su pensamiento al respecto de las comunicaciones.

Este año, el papa Francisco lo hace desde una invitación: “Hablar con el corazón”. Podemos recordar una frase de San Agustín: “No tengan el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón”.

La Iglesia se encuentra viviendo un Sínodo, tiempo que requiere una gran escucha. El mundo busca también escuchar la realidad de otra manera. Hay una profunda necesidad de escucha, de escucharnos, de escuchar. Hace unos días, en el marco de la 122a Asamblea Plenaria del Episcopado Argentino, su presidente, monseñor Oscar Ojea, junto a los obispos, expresaba: “Estamos en un momento donde todos gritan y nadie escucha”.

La propuesta del Papa de la escucha tiene en este documento herramientas que pueden marcarnos un camino. La primera es recuperar la cordialidad para comunicar. Estamos en un tiempo donde se comunica desde la estridencia y la repetición, y esto resta autoridad a la palabra. La cordialidad es aquello que evita el monopolio del pensamiento único. Todos estamos convocados a comunicar, pero nada de eso se puede vivir sin un profundo compromiso con las palabras, los gestos y las acciones. Dice Francisco que “el hablar cordialmente abre cualquier brecha incluso en los corazones más endurecidos”.

La comunicación, se expresa en este mensaje, debe ser de corazón a corazón. La comunicación no debe reducirse, dice Francisco, a una estrategia o a un artificio. Pone como ejemplo a San Francisco de Sales, patrono de los periodistas, y nos invita a recordar que “somos lo que comunicamos”. Si no somos agresivos ni violentos, ¿por qué a veces caemos en la tentación de usar expresiones así, que no hablan de lo que somos como comunicadores, sino de una opción por mostrar algo enfocados en lo que algunos quieren lograr, y no en la verdad y servicio verdadero?

Solo cuando hablamos con el corazón podemos encontrar la humildad para escuchar y el buen modo para hablar. No escuchamos para quedar bien o como una simple actitud seductora, lo hacemos para transformar y hacer puentes de verdadero diálogo. Cuando hablamos con el corazón desarrollamos narrativas desde las vivencias y evitamos así hacerlo desde los prejuicios.

Hoy comunicar con el corazón es estar disponibles a serenar las tensiones y a promover comportamientos que, en lugar de exacerbación y fanatismo generen respeto. Escuchar y hablar con el corazón nos hace analizar contextos, medir percepciones y sobre todo establecer diálogos. Los comunicadores sociales sentimos que no hay espacio para monólogos, y que se necesita urgente dejar de lado los gritos, los hater y el mensaje de odio para escucharnos entre todos de una manera nueva. El Papa nos dice que solo hablando con el corazón podemos ver más allá de las apariencias.

Hablar con el corazón es reconocer el derecho del otro a ser escuchado y nos permite interpretar y considerar a quien tengo delante. Hablar con el corazón supone entender una dinámica de diálogo, de respuesta y hasta de desacuerdo respetuoso.

En general, preocupa qué decir y dónde. Además, hoy en día, y fruto de la variedad de herramientas, también ocupamos mucho tiempo en pensar cómo distribuir la información. Tenemos que pensar, y el Papa en este mensaje nos ayuda a que es necesario destinar esfuerzos y recursos personales e institucionales para la escucha.

Hoy el Papa está promoviendo en la Iglesia un camino de apertura al diálogo amplio y profundo.  Esto no solo es necesario para la Iglesia. Es un modelo para el mundo que necesita visibilizar hombres y mujeres que escuchen con el corazón, en la verdad y en el amor. El mundo y nuestra Patria necesitan una escucha que lleve a un diálogo fecundo. Menos respuestas rápidas y más contemplación de las preguntas profundas. Quizá, hablando con el corazón y no tanto desde lo prejuicios, construyamos el milagro de la fraternidad.

Son muchos los hermanos y hermanas, especialmente los más vulnerables, que necesitan no tanto que se les responda en la inmediatez, sino que se los escuche. Es bueno ante ellos no estar pensando en qué me conviene responder, sino dejando paso al corazón noble que logra empatía y se pone en el lugar del otro.

Hoy, de la mano de Francisco, los comunicadores estamos llamados a reproducir el gesto educativo de la escucha. ¿Lo hacemos?.+