Francisco: El Paráclito 'nos transmite la certeza de que con Dios podemos lograrlo'
- 14 de mayo, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
El pontífice aseguró que "si invocamos al Espíritu, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida: Somos hijos amados de Dios". "El Espíritu Santo no nos deja solo jamás".
El papa Francisco encabezó el rezo del Regina Coeli desde Roma este domingo 14 de mayo y previo a la oración, recordó a la luz del Evangelio de Juan y ante un grupo numeroso de fieles y peregrinos que llegaron la plaza de San Pedro, que “si invocamos al Espíritu Santo, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida, que nos protege de las acusaciones del mal: somos hijos amados de Dios”.
Seguidamente, el Papa dijo también que el texto de San Juan “nos presenta la promesa de Jesús a sus discípulos de enviarles “otro Paráclito, que esté siempre con ellos”, al tiempo que señaló que el Paráclito es el Espíritu Santo que es llamado así por Jesús.
“Paráclito es una palabra que viene del griego, que significa al mismo tiempo el que consuela y abogado. El Espíritu Santo no nos deja solos jamás, está junto a nosotros, como un abogado que asiste al imputado estando a su lado. Y nos sugiere cómo defendernos frente a quien nos acusa. Recordemos que el gran acusador es siempre el diablo, que te pone dentro los pecados, el deseo de pecar, la maldad”, agregó.
"Cercanía a nosotros y su ayuda contra quien nos acusa”
El Santo Padre aseguró que el Paráclito “no nos abandona jamás”. “El Espíritu Santo quiere quedarse con nosotros: no es un huésped de paso que viene a hacernos una visita de cortesía. Es un compañero de vida, una presencia estable, es Espíritu y desea morar en nuestro espíritu. Es paciente y está con nosotros también cuando caemos. Se queda porque nos ama de verdad, no finge querernos para luego dejarnos solos en medio de las dificultades. No. Es leal, es transparente, es auténtico”.
Además, explicó que la cercanía del Espíritu Santo se manifiesta cuando “nos encontramos en una situación de prueba, ya que él nos consuela, trayéndonos el perdón y la fuerza de Dios. Y cuando nos pone ante nuestros errores y nos corrige, lo hace con suavidad. En su voz, que habla al corazón, están siempre presentes el timbre de la ternura y el calor del amor”.
“Cierto, el Espíritu Paráclito es exigente, porque es un verdadero amigo, un amigo fiel, que no esconde nada, que nos sugiere qué cambiar y cómo crecer. Pero cuando nos corrige jamás nos humilla y nunca infunde desánimo, por el contrario, nos transmite la certeza de que con Dios podemos lograrlo, siempre. Esta es su cercanía. Es una bella certeza”.
Otro de los aspectos que el Papa pidió tener siempre presente, es del “Espíritu Paráclito como abogado nuestro, el que nos defiende de quien nos acusa, de nosotros mismos cuando no nos queremos y no nos perdonamos, llegando quizá incluso a decirnos que somos unos fracasados buenos para nada; del mundo, que descarta a quien no responde a sus esquemas y sus modelos; del diablo, que es el ‘acusador’ por excelencia y el que divide, y que hace todo lo posible para que nos sintamos incapaces e infelices”.
El Espíritu Santo nos sugiere cómo responder al acusador
El obispo de Roma expresó que ante todas esas situaciones, el Espíritu Santo “nos sugiere cómo responder. ¿De qué modo? El Paráclito, dice Jesús, es aquel que nos enseña y nos recuerda todo lo que Jesús nos dijo”.
“Él nos recuerda las palabras del Evangelio, y nos permite así responder al diablo acusador no con palabras nuestras, sino con las palabras mismas del Señor. Sobre todo, nos recuerda que Jesús hablaba siempre del Padre que está en los cielos, que nos lo dio a conocer y nos reveló su amor por nosotros, que somos sus hijos”, manifestó.
Por eso, prosiguió, “si invocamos al Espíritu, aprenderemos a acoger y recordar la realidad más importante de la vida, que nos protege de las acusaciones del mal. Y cuál es esta realidad más importante de la vida: Somos hijos amados de Dios, esta es la realidad más importante, y el Espíritu nos recuerda esto”.
Dóciles a la voz del Espíritu Santo y sensibles a su presencia
Finalmente, el Papa invitó a “preguntarnos si invocamos al Espíritu Santo, si le rezamos con frecuencia o prestamos atención a su voz, tanto cuando nos anima como cuando nos corrige”, o bien si “respondemos con las palabras de Jesús a las acusaciones del mal, a los ‘tribunales’ de la vida, y si nos acordamos que somos hijos amados de Dios”.
“No nos olvidemos de él, que está junto a nosotros, es más, en nuestro interior”, concluyó el Santo Padre.+