Concluyó el tercer Congreso de Doctrina Social del CELAM

En su documento final, los casi 800 participantes se comprometieron a ser "Fieles al magisterio social del papa Francisco, que es texto y gesto".

Tras una pausa de 16 años, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) llevó a cabo el III Congreso de Doctrina Social, del 21 al 23 de abril, “un espacio que regresó para aportar al camino sinodal”, del que participaron unas 800 personas, tanto bajo modalidad presencial como virtual. 

Los participantes, destacan los organizadores, reafirmaron el compromiso de ser “fieles al magisterio social del papa Francisco, que es texto y gesto”, y abrazar “la esperanza de este tiempo pascual, que nos invita a no tener miedo y caminar en la paz del Señor resucitado”.

Al final del encuentro, en el documento final, los participantes hicieron un balance con un documento en el que, “sin pretender ser conclusiones o una síntesis formal”, se buscó plasmar una provocación para seguir caminando juntos en sinodalidad y asumir los desafíos de la Asamblea Eclesial latinoamericana y caribeña.

Explican que fueron 50 experiencias compartidas por “hermanas y hermanos de toda la región, y pudimos reflexionar juntos sobre las interpelaciones que la realidad le hace a la Doctrina Social de la Iglesia”, además de que pretenden cuidarse de “no caer en una mirada simplista, que saca conclusiones apresuradas”, sino al contrario: entienden este Congreso como “un proceso que nos habilita en una agenda abierta de interpelaciones, retos y desafíos”, informó el Celam.

Por otra parte constataron “la actualidad de la Doctrina Social de la Iglesia como respuesta y orientación para la praxis pastoral de todo el pueblo de Dios; vislumbrando también sus desafíos frente a las realidades emergentes y el devenir histórico”, y reconocen que “la presencia de las mujeres y jóvenes sigue siendo un desafío para lograr una equidad auténtica y no sólo declarativa”.

El III Congreso de Doctrina Social contó con la presencia del cardenal Michael Czerny prefecto del Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral, quien “nos introdujo en el necesario diálogo entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Sinodalidad”, destacan en el documento final.

“Sus palabras fueron claras y profundas. Entre otras cosas, nos animó a continuar con esperanza en la obra de renovación de la Iglesia, entendiendo que la práctica social del Evangelio no puede ser una consecuencia sino parte de su esencia auténtica, puesto que se sitúa en el corazón del mensaje evangélico”, añadieron.

“El clamor de la tierra, el grito de los pobres y el viacrucis de los migrantes, se lee en el texto, “fueron ejes vertebradores de la escucha y el discernimiento”, junto a las “realidades vinculadas a la crisis educativa y al Pacto Educativo Global, a la necesidad de nuevos modelos económicos, a los liderazgos políticos, al incremento de la violencia, al ejercicio de la democracia, a la defensa de los derechos humanos, a la violencia y construcción de la paz, a buscar respuestas a los retos sociales y éticos de las nuevas tecnologías, así como a las secuelas de la pandemia, entre otros”.

El texto completo del documento puede leerse en este link.+