Mons. Buenanueva en la misa crismal: 'Nuestra vida se juega en hacer su Voluntad'

  • 31 de marzo, 2023
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo San Francisco presidió la misa crismal en el templo catedralicio, este jueves 30 de marzo. Se celebraron además algunos aniversarios sacerdotales significativos.

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, presidió el jueves 30 de marzo la misa crismal en la catedral diocesana, durante la que se celebraron algunos aniversarios sacerdotales significativos.

Entre ellos, los 25 años de ordenación de los padres Daniel Maini y Marcos Joaquino, el 60° aniversario de la ordenación del padre salesiano Edgardo Zenklusen y los 90 años de vida y 65 de ordenación del padre Pedro González.

La celebración incluyó una acción de gracias por sus vidas, ministerios y, sobre todo, por sus testimonios.

En la homilía, monseñor Buenanueva se centró en una frase del Apocalipsis: “Jesucristo, el Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra. Él nos amó y nos purificó de nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios, su Padre. ¡A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.” (Ap 1, 5-6).

En efecto, a partir de ese pasaje reflexionó: “Estas palabras de la segunda lectura reflejan la experiencia de una comunidad orante que celebra a Jesucristo. Reconozcámonos en este icono luminoso del Apocalipsis”.

En lo que respecta a la Iglesia diocesana, dirigió además un reconocimiento y aliento “a las comunidades cristianas, a los grupos de liturgia y canto, a los ministros y sacerdotes que, en los próximos días darán lo mejor de sí para que celebremos con alegría la Pascua de Jesús, por este servicio a la fe que enriquece nuestra vida”.

“La celebración litúrgica es la fuente y culmen de la obra evangelizadora de la Iglesia. Unos y otros somos el Cuerpo del Señor que celebra, adora, alaba y suplica en sintonía sinodal. Nunca la Iglesia es más sinodal que cuando se reúne en torno al altar”, sostuvo el prelado.

“Es el Espíritu el que nos hace comulgar a todos, respetando nuestra idiosincrasia, integrando en la unidad dones y carismas, vocaciones y servicios. Él une sin suprimir y armoniza sin mortificar las diferencias. Él nos ayuda a sumar armoniosamente nuestras voces a la vida eclesial”, añadió.

También explicó que “los óleos y el Crisma que estamos a punto de bendecir simbolizan y comunican esa acción del Espíritu Santo en las almas de los fieles y en la vida de cada una de nuestras comunidades”.

Dirigiéndose a los sacerdotes, expresó: “Queridos hermanos presbíteros: en breve, renovarán las promesas de la ordenación. La escucha está en la raíz de nuestra vocación. Hemos escuchado la llamada del Señor y nos hemos entregado a ella. No nos pertenecemos: hemos sido expropiados para pertenecerle a Él y a aquellos a los que nos envía. El ministerio nos impulsa a la escucha, porque nuestra vida se juega en hacer, no nuestro querer, sino su Voluntad”.

“Que María, la Virgen de la escucha y de la libertad que da el Espíritu, nos ayude a todos a vivir con espíritu mariano este camino eclesial de conversión y misión”, concluyó.+

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