Francisco: 'Jesús da la vida incluso cuando parece que no hay esperanza'

  • 26 de marzo, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
En el Ángelus, el Papa dirige su reflexión a quienes pasan situaciones de dolor y desesperación. Un pedido a los confesores, y una oración por Ucrania, Siria, Turquía y Perú.

En el quinto domingo de Cuaresma, el papa Francisco dedicó la reflexión del Ángelus a invitar, a quienes están pasando por un momento en el que piensan que “ya no hay nada que hacer” y solamente ven dolor y desesperación, a reflexionar acerca del pasaje bíblico de la resurrección de Lázaro: “Hoy Jesús nos dice que no es así, que en esos momentos no estamos solos”.

Frente a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro, detalló el último de los milagros de Jesús narrado antes de la Pascua: “Lázaro es un querido amigo de Jesús, quien sabe que está a punto de morir; el Señor se pone en camino, pero llega a casa del amigo cuatro días después de que haya sido sepultado, cuando ya se ha perdido toda esperanza. Sin embargo, su presencia enciende un poco de confianza en el corazón de las hermanas, Marta y María. Ellas, en medio del dolor, se aferran a esa luz, a esta pequeña esperanza. Jesús las invita a tener fe, y pide que abran el sepulcro. Luego reza al Padre, y entonces grita a Lázaro: '¡Sal fuera!'. Este vuelve a vivir y sale”, narró el Papa, a la vez que envió un mensaje claro: “Jesús da la vida incluso cuando parece que ya no hay esperanza”.

El Papa explicó que hay momentos, en la vida de una persona, en los que “uno se siente sin esperanza, amargado porque ha experimentado cosas malas", ya sea por una pérdida dolorosa, por una enfermedad, por un cruel desengaño, por una injusticia o una traición sufrida, por un grave error cometido, y siente "que ha dejado de esperar". También a veces oímos decir a alguien: “Ya no hay nada que hacer”, y vemos que cierra la puerta a la esperanza.

“Son momentos en los que la vida se asemeja a un sepulcro cerrado –comparó el Papa–: todo es oscuridad, en torno se ve solamente dolor y desesperación; pero el milagro de hoy nos dice que no es así, que el final no es este, que en esos momentos no estamos solos, es más, que precisamente en esos momentos Él se hace más cercano que nunca, para darnos de nuevo la vida”.

El pontífice también estimuló a recordar que Jesús nos invita a no dejar de creer y a no dejar de esperar, a no dejarnos abatir por los sentimientos negativos: “No escondan el dolor, los errores, los fracasos dentro de ustedes, en una habitación oscura y solitaria, cerrada”, por el contrario, pidió el Papa: “Quiten la piedra”, es decir, “saquen todo lo que hay dentro, pónganlo ante Jesús con confianza: 'Échamelo con confianza', dice el Señor; no me escandalizaré, dice el Señor; échamelo sin temor', y como a Lázaro, repite a cada uno de nosotros: “¡Sal fuera! ¡Levántate, reemprende el camino, reencuentra la confianza!"

"Cuántas veces en la vida nos hemos encontrado así, en una situación de no tener fuerzas para levantarnos", comentó el Papa, y aseguró que Jesús nos dice: "¡Adelante, adelante! Yo estoy contigo". Por tanto, el Santo Padre nos pide hoy: "Quita las vendas que te atan, no cedas al pesimismo que deprime, al temor que aísla, al desánimo por el recuerdo de malas experiencias, al miedo que paraliza. ¡Yo te quiero libre y vivo, no te abandono, estoy contigo! No te dejes aprisionar por el dolor, no dejes que muera la esperanza: ¡vuelve a vivir!”.

El Papa recordó que este pasaje, que se encuentra en el capítulo 11 del Evangelio de Juan “es un himno a la vida”. "Tal vez nosotros también llevamos, en este momento, alguna carga o algún sufrimiento en el corazón, que parece aplastarnos; alguna cosa fea, algún viejo pecado que no dejamos salir, algún error de juventud, nunca se sabe. Estas cosas feas deben salir. Y Jesús dice: '¡Vamos!, ¡fuera!'", repitió el Papa, ya que “es el momento de quitar la piedra y de salir al encuentro de Jesús, que está cerca”.

Por último, hizo una advertencia a los confesores: "Queridos hermanos, no se olviden de que también ustedes son pecadores y que están en el confesionario, no para torturar sino para perdonar, y para perdonarlo todo, como el Señor lo perdona todo".

El Papa pidió oraciones por Ucrania, Siria, Turquía, Mississippi y Perú
Tras la oración mariana, el pensamiento del Papa se dirigió a Ucrania, todavía asolada por la guerra; a las poblaciones de Siria y Turquía, que luchan contra los daños del terremoto; y al Estado de Mississippi (EEUU), golpeado por las inundaciones de los últimos días. También invitó a rezar por la reconciliación y la paz en el Perú: "Debemos rezar por el Perú, que tanto está sufriendo".