Francisco, papa: un aniversario que interpela

  • 17 de marzo, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
Claudia Carbajal y Emilio Inzaurraga, consultores del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, hicieron un balance de los primeros 3.650 días de Jorge Bergoglio como sucesor de Pedro.

Claudia Carbajal y Emilio Inzaurraga, consultores del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, hacen un balance de los primeros 3.650 días de Jorge Bergoglio como sucesor de Pedro y aseguran que este tiempo del papa Francisco, interpela.

Carbajal es presidenta del Consejo Nacional de la Acción Católica Argentina y vicecoordinadora del Foro Internacional de Acción Católica, e Inzaurraga es miembro de la Comisión Nacional de Cáritas Argentina. Coordinador para América del Foro Internacional de Acción Católica. Juntos reflexionan sobre esta década del pontificado de Francisco en una nota publicada por el portal MDZOL.

“Si los aniversarios son significativos es porque nos permiten dar gracias, celebrar lo vivido y desde lo vivido mirar hacia adelante, aún en tiempos complejos, desafiantes y difíciles”, expresa el matrimonio, y agrega: “Pero también, celebrar es oportunidad para despertar lo que aún está adormecido y dejar de ser espectadores para asumir lo que nos toca en la transformación de la historia, allí donde a cada uno es protagonista sin dejar caer en saco roto cada palabra inspiradora de estos 3.650 días de Pontificado que nos llaman a vivir a fondo la única y verdadera revolución, la del Evangelio”.

Carbajal e Inzaurraga invitan a celebrar juntos, agradeciendo a Dios por “estos diez años del papa Francisco”. 

“Sacudamos nuestras categorías y estilo de vida y que nuestro regalo sea superar nuestras comodidades e indiferencias para dar respuestas concretas a los tantos desafíos que nos plantea”, sugieren, y concluyen: “Con el corazón puesto en María de Luján y San José. ¡Francisco, rezamos por vos!”

Texto de la nota
10 años. Sí diez, en el camino de una Iglesia milenaria que eslabona la historia del Reino, que es historia humana e historia de la salvación, celebramos el aniversario del pontificado de Francisco.

Como no volver el corazón a aquella tarde, luego de varias tardes, en que el humo blanco nos traía un Papa para la Iglesia y para nosotros, los argentinos, la sorpresa.

Jorge Mario Bergoglio aparecía en la ventana vaticana, vestido de blanco, con rostro sereno, tal vez sorprendido del nuevo llamado del Señor, pero dispuesto a servir. Un eslabón más en la historia y a la vez, una novedad en este camino creyente. Un Papa latinoamericano del "último" país del mundo.

Porque en la vida de la Iglesia, para cada tiempo, Dios suscita una respuesta, una misión, una persona para animar el camino de muchos y ser principio firme de unidad, sin miedo a que la barca navegue en medio de las tormentas, con la confianza puesta en el Señor.

Hace diez años Francisco inauguró un pontificado caracterizado por la cercanía, los gestos, la sencillez, la profecía y la denuncia sobre las urgencias que duelen y claman en el mundo. Misión, conversión, iglesia pobre para los pobres, el cuidado de la casa común, fraternidad, paz, corazón para la economía, familias, jóvenes, ancianos, sinodalidad, desinstalación, estar siempre en salida. Francisco invita como Jesús a vivir el amor y la misericordia, y a un cambio necesario de paradigma. Es hora de "recomenzar".

Inolvidable aquel signo, del 13 de marzo 2013, pidiendo al pueblo reunido en la plaza San Pedro su bendición, la misma plaza que siete años después lo viera solo, atravesándola para abrazar el dolor y la incertidumbre de la pandemia, alertándonos que de ella saldríamos mejores o peores, pero no iguales y que la clave es "salir juntos" porque “nadie se salva solo”.

Francisco irrumpe, interpela, cuestiona, desde la fidelidad al magisterio de siempre y su continuidad, encarnado para el presente y el futuro. Su enseñanza desestructura sin romper, va a la sencillez de lo profundo, mueve, "metamorfea" con imágenes cercanas a nuestro imaginario colectivo, para sacarnos de la autorreferencialidad e invitarnos al compromiso.

Puesto en la centralidad por su ministerio, elige vivirlo desde la periferia, no por ideología sino por radicalidad evangélica y desde allí, siembra, sin detenerse en los falsos análisis de las perspectivas políticas que intentan atarlo a sus intereses. El papa hace política, pero con "P" mayúscula, ya que la política es “una de las formas más elevadas de la caridad” como lo demuestra en sus viajes, en sus actitudes, en sus palabras y aun en sus silencios . A Francisco no se lo puede leer en parte o subrayando las líneas con las que nos identificamos fácilmente, hay que leerlo completo, en la transversalidad de su palabra y de sus gestos.

Diez años de recorrido intenso, coherentes, con el Concilio Vaticano II, las enseñanzas de sus predecesores, de Aparecida y abierto a los aportes de las Iglesias particulares. Un recorrido que pone foco en el servicio a los más pobres y en abrazar las periferias existenciales de la vida, desde una Iglesia madre de corazón abierto, hospital de campaña, con todos y para todos, capaz de tender puentes que unan a la familia humana en una corriente de diálogo y respeto convivencial para salir de la indiferencia egoísta y la protesta violenta. 

Francisco es un hombre de paz y, por eso, no se distrae con quienes quieren ponerlo en el chiquitaje de las luchas internas.

Adelante, en medio o atrás, pero hay que caminar juntos, con y en el Pueblo de Dios, dónde se manifiesta la presencia del Espíritu que clama en los signos de los tiempos. Una Iglesia que escucha, que habla y que se renueva. Una Iglesia audaz y creativa desde el corazón del Evangelio.

Si los aniversarios son significativos es porque nos permiten dar gracias, celebrar lo vivido y desde lo vivido mirar hacia adelante, aún en tiempos complejos, desafiantes y difíciles. Pero también, celebrar es oportunidad para despertar lo que aún está adormecido y dejar de ser espectadores para asumir lo que nos toca en la transformación de la historia, allí donde a cada uno es protagonista sin dejar caer en saco roto cada palabra inspiradora de estos 3.650 días de Pontificado que nos llaman a vivir a fondo la única y verdadera revolución, la del Evangelio.

Celebremos juntos, agradeciendo al Padre estos diez años del papa Francisco. Sacudamos nuestras categorías y estilo de vida y que nuestro regalo sea superar nuestras comodidades e indiferencias para dar respuestas concretas a los tantos desafíos que nos plantea.

Con el corazón puesto en María de Luján y San José. ¡Francisco, rezamos por vos!+