'Es hora de la acción concreta', afirman los obispos haitianos

  • 10 de marzo, 2023
  • Puerto Príncipe (Haití) (AICA)
Es en el marco del mensaje de la Conferencia Episcopal del país con motivo de los 40 años de la visita del papa san Juan Pablo II, realizada en 1983.

“¡Algo tiene que cambiar aquí!”, fue el grito profético del Papa Juan Pablo II durante su visita a Haití el 9 de marzo de 1983, hace cuarenta años. “Hoy, la situación de nuestro país nos empuja a retomar el mismo mensaje del Papa Juan Pablo II: “¡Algo tiene que cambiar aquí!”, escribe la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) en un mensaje publicado este jueves, expresando su posición sobre las situaciones de miseria y exclusión que vive buena parte de la población. 

Hace 40 años atrás, recuerdan los obispos, “la Iglesia tuvo que enfrentarse a la dura realidad de la época, caracterizada por un poder autocrático que oprimía a los ciudadanos, y cristalizar el grito del pueblo, que tanto deseaba una sociedad libre y democrática. Pero el cambio de régimen político, que se produjo poco después de la visita del Santo Padre, no colmó las esperanzas del pueblo, cuyas expectativas se vieron defraudadas”. 

Y aggregan: “Cuanto más pasaban los años, más se desintegraba la unidad patriótica que había vencido al régimen despótico y se daba paso a la división. A esto siguieron incesantes disputas internas, que dieron lugar a un mal gobierno caracterizado por la impunidad, la injusticia, la desigualdad excesiva, la corrupción, la violencia, etc. Con el tiempo, estas carencias, que se están volviendo sistémicas, van corroyendo todo el cuerpo social y erosionando las condiciones de vida de nuestros hermanos y hermanas, muchos de los cuales viven en condiciones de extrema pobreza”, continúa el mensaje de los obispos. 

Así, según el comunicado, se ha llegado a la situación actual: “La violencia sistematizada y planificada desafía a las autoridades ya la fuerza pública. Sin el menor riesgo y preocupación, las bandas armadas reivindican sus abominables crímenes: hurtos, violaciones, saqueos, incendios, secuestros, asesinatos. Por todas partes del país, multiplican sus demostraciones de fuerza, ocupando cada día nuevos espacios bajo la mirada impasible de las autoridades, cuya indiferencia e inacción son más que desconcertantes”. 

Los prelados haitianos se preguntan: “¿Cómo pueden los que están en el poder, que se supone deben defender y proteger a los ciudadanos, ser tan pasivos ante una violencia tan cruel, que sume a toda la sociedad en la angustia y la desesperación colectivas?”.+