Avanza la causa de canonización del misionero salesiano Carlo Crespi

  • 8 de marzo, 2023
  • Cuenca (Ecuador) (AICA)
Misionero, investigador y científico italiano, pasó toda su vida en Cuenca (Ecuador), donde realizó su enorme obra en favor de los pobres y la educación de los niños.

La Sesión Ordinaria de los cardenales y obispos miembros del Dicasterio para las Causas de los Santos, emitió este 7 de marzo, un unánime parecer positivo sobre el ejercicio heroico de las virtudes, la fama de santidad y los signos del Siervo de Dios Carlo Crespi Croci, (1891-1982) sacerdote profeso de la Sociedad de San Francisco de Sales, misionero en Ecuador.

En esta Sesión no solo se sometió a examen de los miembros la duda sobre el ejercicio heroico de las virtudes por parte del Siervo de Dios, sino también todo el proceso de la Causa y la importancia eclesial de la Causa misma, informó la congregación salesiana.

Ahora el cardenal Prefecto, Marcello Semeraro, someterá las conclusiones de la Sesión Ordinaria a la aprobación del Sumo Pontífice con la petición de confirmar el parecer expresado por los cardenales y obispos miembros del Dicasterio en vista de la promulgación del decreto de venerabilidad del Siervo de Dios Carlo Crespi.

Se confirma cada vez más la presencia y el testimonio de la vida misionera salesiana del padre Carlo Crespi como un gran don, especialmente en la ciudad de Cuenca (Ecuador). Como lo describió el escrito y biógrafo Luis Cordero Crespo: “En primer lugar, por la práctica infatigable de las mejores virtudes humanas y cristianas y, en segundo lugar, por la extraordinaria obra cultural realizada en los diversos campos de actividad, por haber garantizado un camino educativo para la infancia que, partiendo de la escuela popular gratuita fundada por él, llegó hasta el instituto técnico”.

Carlo Crespi Croci nació en Legnano el 29 de marzo de 1891. Su primera educación la recibió en una pequeña escuela de su pueblo natal, y luego pasó al Liceo de Milán donde completó sus estudios. El resto de su instrucción con vistas al bachillerato lo realizó -desde 1903 hasta 1906- en un importante centro educacional de la ciudad de Turín. Por esa época ya se habían manifestado en él sus primeras inquietudes religiosas y poco tiempo después ingresó como novicio en el Convento de Toguizo. Al año siguiente, el 8 de septiembre de 1907 profesó sus votos religiosos como miembro de la Congregación Salesiana, y el 24 de julio de 1910 se ofreció a Dios con los votos perpetuos.

Posteriormente y obedeciendo los postulados de su congregación, durante varios años -al tiempo que continuaba realizando estudios de Teología y otras ciencias-, ejerció el magisterio dictando eruditas conferencias de variados textos en el Instituto Docente de Valzalice. Ordenado sacerdote el 29 de enero de 1917 continuó asistiendo a la Universidad de Padua, donde el 15 de junio de 1921 obtuvo el grado de doctor en Pedagogía, Música, Prehistoria, Arquitectura, Ingeniería Hidráulica, Topografía, Ecología, Etnografía y otras ciencias.

Dos años más tarde, en acatamiento a su vocación de misionero salesiano abandonó su patria para trasladarse al Ecuador, y luego de desembarcar en Guayaquil se dirigió rápidamente a la ciudad de Cuenca donde llegó el 23 de abril de 1923.

Allí comenzó su enorme obra por los pobres: hizo instalar luz eléctrica en Macas y abrió una Escuela Agrícola en Yanuncay. De esa forma logró abrir otros numerosos laboratorios, creó la primera Escuela de Artes y Oficios, posteriormente reconocida como Universidad Politécnica Salesiana. En Yanuncay dio alojamiento a novicios y en 1940 inauguró también la Facultad de Ciencias de la Educación, convirtiéndose en su primer Rector. También estableció la escuela primaria “Cornelio Merchán” para niños muy pobres.

Abrió un Colegio de Estudios Orientales para dar la formación necesaria a los salesianos destinados al Oriente ecuatoriano. Fundó el Museo Carlo Crespi, rico en hallazgos científicos, también conocido fuera de América.

Divulgó con todas sus fuerzas su devoción a María Auxiliadora, consumiendo su vida en el santuario homónimo. Su confesionario, sobre todo en los últimos años de su vida, solía estar abarrotado, y la gente espontáneamente empezó a llamarlo "San Carlo Crespi". Siempre estaba entre los pobres: los domingos por la tarde daba catecismo a los niños de la calle, ofreciéndoles además de entretenimiento, el pan de cada día. Organizó talleres de corte y confección para las niñas pobres de la ciudad.

El 11 de septiembre de 1956, en reconocimiento a la suma de logros benéficos realizados en pro de la ciudad y la provincia, recibió de parte de monseñor Serrano Abad el título de canónigo honorario de la catedral de Cuenca; y el 7 de noviembre de ese mismo año, el alcalde de la ciudad, Luis Cordero Crespo, lo declaró Hijo Ilustre de Cuenca.

Fue uno de los principales promotores y gestores que lograron llevar a cabo, a mediados de junio de 1967, el Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en la ciudad de Cuenca, que reunió a las más altas autoridades de la Iglesia Católica Ecuatoriana en un cónclave o simposio en el que se expusieron sus argumentos, sopesaron sus teorías y doctrinas, y pusieron sobre la mesa graves problemas sociales y religiosos por los que atravesaban el país y la Iglesia.

Víctima de una penosa y larga enfermedad, el reverendo padre Carlos Crespi murió en Cuenca el 30 de abril de 1982.+