Mujeres católicas de San Luis, promotoras de esperanza

  • 7 de marzo, 2023
  • San Luis (AICA)
El equipo específico en la Pastoral Social diocesana se propone servir y ayudar, escuchar y consolar, y "abrir el corazón a quienes tienen herida el alma y contenerlas".

El Equipo Mujer, perteneciente a la Pastoral Social de la diócesis de San Luis, se presentan en sociedad en víspera del 8M y destacan que han iniciado "un camino de encuentro, de escucha, de diálogo con distintos espacios que trabajan por mejorar la situación de mujeres en condiciones de vulnerabilidad, sobre todo en los diversos tipos de violencia".

En un comunicado alusivo a la fecha, subrayan que las mujeres son "el motor invisible que, a lo largo de la historia de la Humanidad, han hecho posible la existencia humana" y las consideran "un canto de esperanza abierta hacia la continuidad de la vida y la construcción de un mundo mejor".

"Buscamos servir y ayudar, escuchar. consolar, abrir el corazón a quienes tienen herida el alma y contenerlas. Aquí estamos para compartir y ayudar en las necesidades", explican y aseguran que tienen "las puertas abiertas para recibir a quienes quieran unirse y sumar esfuerzos en la tarea que realizamos".

"Todas juntas podremos trabajar para construir un mundo más humano y misericordioso, más generoso y capaz de contemplar al otro como hermano. Todas unidas podemos ser luz para iluminar la sociedad en que vivimos y ayudar a mirar con sentido trascendente las realidades terrenas", sostienen.

Texto del comunicado
“Las mujeres se fueron rápidamente del sepulcro con miedo y mucha alegría a la vez y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En eso, Jesús se presentó ante ellas y las saludó” (Mateo 28,8-9).

 ¡Las mujeres, primeras testigos de la Resurrección!. Jesús, que las privilegia, que interactúa con ellas de una forma absolutamente original y contraria a los usos y costumbres de la época. Que se acerca a las “imperceptibles”, las sufridoras silenciosas, las insignificantes y las presenta como modelo de fe. ¡Qué signo amoroso de Jesús! A más de dos mil años, las mujeres continúan luchando por la defensa de sus derechos. La reflexión cristiana sobre el respeto y resignificación de su rol, es un signo de los tiempos al que no podemos permanecer indiferentes. Estamos transitando, como Iglesia, un “camino sinodal”, que nos desafía a nuevas dinámicas específicas, que resaltan el rol de la mujer, sobre todo en espacios de discernimiento y decisión. 

En nuestra diócesis de San Luis, desde el Equipo Mujer, perteneciente a la Pastoral Social, hemos comenzado un camino de encuentro, de escucha, de diálogo con distintos espacios que trabajan por mejorar la situación de mujeres en condiciones de vulnerabilidad, sobre todo en los diversos tipos de violencia. También de formación, para aprender a acompañar a cada una en sus distintas realidades. Nos interesa trabajar juntas para cuidar la creación. Creemos que esta manera de relacionarnos con nuestra casa común refleja cómo nos tratamos en sociedad. Son las mujeres el motor invisible que, a lo largo de la historia de la Humanidad, han hecho posible la existencia humana. Ellas reúnen en su esencia la capacidad para generar vida y para amar, el coraje y la valentía para afrontar la adversidad y emprender con alegría y decisión las pequeñas y grandes empresas cotidianas. 

Por ello. son un canto de esperanza abierta hacia la continuidad de la vida y la construcción de un mundo mejor. Desde el equipo Mujer las abrazamos a todas y abrimos canales de comunicación, escucha y ayuda a las que más necesitan. A las que, por su condición, están comprendidas en aquellos a los que Jesús llamó bienaventurados. Las humildes, las perseguidas por la Justicia, las pobres, las enfermas, las pacientes y compasivas, las que trabajan por la Paz, las que son perseguidas por hacer el Bien, las que son socialmente rechazadas, humilladas y menospreciadas. Buscamos ser herramientas del Señor para hacer realidad las Bienaventuranzas.

Buscamos servir y ayudar, escuchar. consolar, abrir el corazón a quienes tienen herida el alma y contenerlas. Aquí estamos para compartir y ayudar en las necesidades. Tenemos las puertas abiertas para recibir a quienes quieran unirse y sumar esfuerzos en la tarea que realizamos. Todas juntas podremos trabajar para construir un mundo más humano y misericordioso, más generoso y capaz de contemplar al otro como hermano. Todas unidas podemos ser luz para iluminar la sociedad en que vivimos y ayudar a mirar con sentido trascendente las realidades terrenas. Nuestra participación en todos los aspectos puede beneficiar mucho a una comunidad y sus miembros. Cada una de nosotras siempre trae un don que le ha sido atribuido, que debe enriquecerse, trabajar y compartir. Acerquémonos con confianza y seamos apoyo entre unas y otras. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, establecido para crear una conciencia colectiva que ayude a luchar por la igualdad de derechos de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad, reafirmamos nuestra convicción de que hoy y siempre seremos: 

¡Mujeres promotoras de esperanza!.+