Encuentro de formación y espiritualidad de las Cristíferas

  • 31 de agosto, 2012
  • Azul (Buenos Aires) (AICA)
En la sede de Azul, del 15 al 22 de julio pasado se llevó a cabo el encuentro anual de formación y espiritualidad de los miembros del Instituto Cristífero, con el propósito de efectuar una revisión y profundización de la vivencia de la espiritualidad y los votos sagrados. Inició el desarrollo de los temas programados, animando la reflexión sobre el carisma y la espiritualidad del Instituto, Mons. Miguel E. Hesayne, obispo emérito de Viedma y co-fundador del Instituto, quien expresó que la espiritualidad cristífera es cristológica, trinitaria y mariana. La presidenta, María Beatriz Pérez, se refirió a los votos sagrados de pobreza y castidad. La reflexión sobre el voto de obediencia estuvo a cargo de Martha Kiskia, secretaria de formación del Instituto. La síntesis de todo lo reflexionado fue efectuada por Beatriz Abadía, fundadora del Instituto Cristífero.
En la sede de la ciudad de Azul (Bolívar 495), se llevó a cabo el segundo encuentro anual de formación y espiritualidad de los miembros del Instituto Cristífero. Provenientes de distintas provincias del país se reunieron desde el domingo 15 hasta el domingo 22 de julio pasado, con el propósito de efectuar una revisión y profundización de la vivencia de la espiritualidad y los votos sagrados. Dio comienzo al desarrollo de los temas programados, animando la reflexión sobre el carisma y la espiritualidad del Instituto, del Instituto, quien expresó, entre otros, los siguientes conceptos: "El misterio pascual es la médula de la vida consagrada, la espiritualidad cristífera es la vivencia de este misterio de suerte que todos los actos cotidianos finalicen en forma totalizante en el Cristo de la Cruz y la Resurrección. Vivir intensamente el amor a Dios de tal manera de transfigurarse en Amor. El misterio pascual es la máxima expresión de amor. El misterio pascual nace en la encarnación, madura en la muerte y resurrección y se plenifica en la gloria del Señor. La espiritualidad cristífera es cristológica, trinitaria y mariana. Vivir en el mundo toda para Dios al modo de María en el misterio de la Visitación". Por su parte María Beatriz Pérez, actual presidenta del Instituto, se refirió a los votos sagrados de pobreza y castidad. "La vida -expresó- es relación y los votos se viven dentro de las relaciones. La pobreza libera, libera de la idolatría, de la injusticia y esto presupone una libertad, una pobreza radical que consiste no tanto en no poseer nada sino en no poseerse a sí mismo. La castidad libera las relaciones. No es para amar menos sino para amar más y mejor. En el proyecto de Dios, la consagrada es casta y esponsalicia a la vez: casta porque es Dios su amor primordial y mayor, y también esponsalicia, en cuanto que es capaz de comunión con los otros". Seguidamente se revisó y reflexionó acerca del voto de obediencia. La reflexión estuvo a cargo de Martha Kiskia, secretaria de formación del Instituto, quien manifestó que "la obediencia es un acto libre que busca realizar la voluntad de Dios en la propia vida. La libertad de una consagrada es la libertad de ser, la libertad del que ama. El voto de obediencia purifica la voluntad, promoviendo el desarrollo del amor y dando el fruto del autocontrol, valor, mansedumbre, paz, serenidad y perseverancia. El máximo sacrificio por obediencia es renunciar a la propia voluntad, entregar la vida, como Cristo se entregó totalmente en el cumplimiento de la voluntad del Padre, hasta donarse para nosotros en el Calvario". Finalmente, Beatriz Abadía, fundadora del Instituto Cristífero, al efectuar una síntesis de todo lo reflexionado durante la semana del encuentro, puso el acento en "las implicancias del amor como todo aquello que nace del amor y manifiesta amor", e instó a "permanecer dispuestas a recibir el Espíritu Santo para poder ver, gustar, realizar todo lo que hace al Amor de Dios y que se manifiesta en lo que cada cristífera hace y dice a los hermanos, en cómo vive las Constituciones y en lo que implica ser pobre, casta y obediente". Con respecto a la obediencia, animó a "vivir según las palabras de Jesús "Heme aquí Padre que vengo para hacer tu voluntad" (Heb 10,7). En este sentido también vivir la pobreza como un total despojo de uno mismo. Nosotras debemos ser testimonios de amor al Señor que se da en el trato con nuestros hermanos, allí donde estemos debemos ser un desborde de amor". El viernes 20 fue un día de retiro en silencio. El sábado se trabajó en reunión plenaria en la que se compartieron aportes, experiencias, dudas, sugerencias. El encuentro concluyó con la celebración de la Eucaristía en la que se entregó a cada cristífera un ejemplar de las Constituciones recientemente aprobadas por la Congregación Pontificia para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en ocasión de la aprobación pontificia del Instituto Cristífero.+