En Tierra Santa "corre riesgo el equilibrio entre las religiones"

  • 26 de diciembre, 2022
  • Belén (Tierra Santa) (AICA)
Lo advirtió el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Battista Pizzaballa. Expresó además preocupación por el rumbo de la política israelí y destacó el "legítimo" deseo palestino de dignidad y libertad.

El patriarca latino de Jerusalén, monseñor Battista Pizzaballa, celebró la Misa de Gallo en la basílica de la Natividad de Belén, celebración de la que participaron el presidente del Estado de Palestina, Mahmoud Abbas, y el representante del rey de Jordania, entre otras autoridades.

"La Navidad no es sólo un tiempo, quizá un poco infantil, de alegría, de fiesta y luces, o de niños felices y regalos compartidos con los necesitados, sino la mirada y el juicio de Dios sobre el mundo. Y es un juicio de salvación y misericordia, de compasión y no de condena”, expresó el arzobispo en su homilía.

Monseñor Pizzabala lamentó que "la violencia parece haberse convertido en nuestro lenguaje principal, nuestra forma de comunicarnos. Hay una violencia creciente, sobre todo en el lenguaje de la política", y reiteró la preocupación de la Iglesia por "el rumbo que está tomando la política en Israel, donde hay el riesgo de romper el ya frágil equilibrio entre las distintas comunidades religiosas y étnicas que componen nuestra sociedad".

"Es tarea de la política servir al país y a sus habitantes, trabajar por la armonía entre las distintas comunidades sociales y religiosas del país y traducirlas en acciones concretas y positivas sobre el territorio, y no fomentar, por el contrario, las divisiones o, peor aun, el odio y la discriminación", advirtió.

El patriarca latino indicó que "este año, además, hemos asistido a tanta violencia en las calles y plazas palestinas, con un número de muertos que nos hace retroceder décadas. Es un signo del preocupante aumento de la tensión política y del creciente malestar, especialmente entre nuestros jóvenes, ante la cada vez más lejana solución del conflicto en curso".

"Desafortunadamente, la cuestión palestina, ya no parece ser el centro de atención del mundo. También esta es una forma de violencia, que hiere la conciencia de millones de palestinos, cada vez más solos y que desde hace demasiadas generaciones han estado esperando una respuesta a su legítimo deseo de dignidad y libertad", sostuvo.

"Desafortunadamente, la violencia no sólo está en la política. Lo vemos en las relaciones sociales, en los medios de comunicación, en los juegos, en el mundo escolar, en las familias y, a veces, incluso en nuestras propias comunidades. Todo ello se deriva de la creciente falta de confianza cada vez más profunda que caracteriza nuestro tiempo. No confiamos en que el cambio sea posible, ya no confiamos unos en otros. Y así, la violencia se convierte en la única forma de hablar entre nosotros. La falta de confianza es la raíz de todos los conflictos, aquí en Tierra Santa, o en Ucrania y en tantas otras partes del mundo", agregó.

Monseñor Pizzabala aseguró que, en contextos tan desgarrados y heridos, la primera y más importante vocación de la Iglesia es "ayudar a mirar el mundo también con el corazón, y recordar que la vida solo tiene sentido si está abierta al amor".

"Para nosotros, comunidad de creyentes en Cristo, celebrar la Navidad significa crear, promover y ser ocasión de misericordia, compasión y perdón. Significa traer a la vida de nuestro contexto herido ese deseo lleno de compasión, que Dios nos manifestó con el nacimiento de Jesús", explicó, y aseveró: "Significa tener el valor de realizar gestos que generen confianza. La fe en Dios, en efecto, debe sostener nuestra confianza en el hombre, dar fundamento a nuestra esperanza y traducirse en gestos de amor gratuito y sincero".

"La paz, que todos anhelamos, no surge por sí sola. Espera a hombres y mujeres que sepan traducir el estilo de Dios en acciones concretas y tangibles, en las pequeñas y grandes cosas de cada día. Personas, es decir, que no teman encarnarse en la vida del mundo y que, con gestos de amor gratuito, sepan despertar el deseo de bondad que habita en el corazón de todo hombre, que sólo espera ser liberado de las ataduras del egoísmo. Jesús, el Salvador nacido aquí en Belén, dijo 'Bienaventurados los pacificadores'; y Él mismo dio su vida en la cruz y con su amor venció a la muerte. Él nos enseñó que el Amor vence a la muerte", recordó.

Tras considerar que esta tarea pacificadora "no es imposible", señaló: "El testimonio de tantos hombres y mujeres aquí, en nuestra Tierra Santa y en muchas otras partes del mundo, nos dice que ese estilo, esa forma de celebrar la Navidad, sigue siendo posible hoy, a pesar de todo".

"Mi deseo, pues, es que también el Niño Jesús despierte en nosotros, una vez más, el deseo del bien cada uno, fortalezca nuestra confianza en cada hombre y sostenga nuestra acción por la paz, la misericordia y la justicia, en Tierra Santa y en el Mundo", concluyó.+