Un argentino, entre los 25 nuevos diáconos del Opus Dei

  • 22 de noviembre, 2022
  • Roma (Italia) (AICA)
Pablo Osvaldo Tevere recibió la ordenación diaconal de manos del Prefecto del Dicasterio para el Clero en la basílica de san Eugenio (Roma), junto a otros fieles de la prelatura del Opus Dei.

El cardenal Lazzaro You Heung-sik, prefecto del Dicasterio para el Clero, ordenó este sábado 19 de noviembre, a 25 fieles de la Prelatura del Opus Dei en la Basílica de San Eugenio (Roma), que se hallaba colmada de familiares y amigos de los nuevos diáconos.

En su homilía, monseñor Heung-sik se dirigió a los diáconos con las siguientes palabras: “Cada liturgia de ordenación, ya sea diaconal o sacerdotal, nos devuelve a la inmensa alegría del día en que también los sacerdotes fuimos llamados a decir 'sí' al Señor, postrándonos en tierra. La postración de los elegidos y la de todo el pueblo, que se arrodilla, es el signo de la total disposición a recibir la gracia del Espíritu Santo para el ejercicio del ministerio ordenado”.

“He aquí que ha llegado el momento que quizás ninguno de ustedes esperaba, sus vidas estaban ya encaminadas a servir en otros ámbitos de santificación, todos vienen de experiencias vitales y profesionales que parecían definitivas, pero sabemos bien cómo nuestros caminos no siempre coinciden con los del Señor, y ustedes, dejándolo todo como los primeros discípulos, dieron el primer paso”, destacó el prelado.

Entre los 25 nuevos diáconos, que proceden de una docena de países del mundo, se encuentra Pablo Osvaldo Tevere, argentino, hijo de Olga Muñoz, periodista de reconocida trayectoria como defensora de la vida y la familia. Haciendo alusión a la diversa procedencia de los fieles, el obispo destacó que cada uno de ellos "tiene su propia historia, su propio bagaje cultural y social, lo que favorece el enriquecimiento mutuo y nos recuerda la universalidad de la Iglesia y su misión de anunciar el Evangelio hasta los confines de la tierra”.

"Para devolver la Esperanza a este mundo herido, debemos partir de nuestro deseo de identificarnos con Cristo, de servir al prójimo con el corazón, las miradas, los gestos, y las palabras de Jesús. En la medida en que nos sintamos mirados amorosamente por Él, seremos capaces de ayudar a los demás movidos por una auténtica caridad", explicó monseñor Heung-sik.

También recalcó la necesidad de que nuestra relación con Jesucristo vaya más allá de una "realidad virtual": “Nuestra vida debe partir de una relación interior, del conocimiento de Jesús, de la adoración a la Santísima Trinidad, de un vínculo más profundo que el de una madre con su hijo. Para que esto sea posible, son indispensables los momentos de desierto, como hizo Jesús cuando se retiró a rezar por la noche o por la mañana temprano”, concluyó.+