Corte Suprema anula proceso por encubrimiento contra un obispo chileno

  • 10 de noviembre, 2022
  • Punta Arenas (Chile) (AICA)
La Justicia chilena ratificó la anulación del proceso contra el obispo emérito de Punta Arenas, Bernardo Bastres Florence, acusado de encubrir secuestro de un menor.

La Corte Suprema de Chile ratificó la nulidad de los cargos contra el obispo emérito de Punta Arenas, monseñor Bernardo Bastres Florencia, porque son insuficientes las condiciones para justificar la existencia del delito de haber encubierto el secuestro del menor Ricardo Harex González, fallecido en 2001. 

La fiscal de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas, Marta Jimena Pinto, había pedido juzgar al obispo, los sacerdotes Leonardo Santibáñez Martínez y Vincenzo Soccorso di Bono y cuatro carabineros ahora retirados, además del sacerdote Rimsky Rojas Andrade, acusado de abuso de menores que se suicidó en 2011. Harex, en el momento de su desaparición, cursaba cuarto año en el Liceo San José, dirigido por el Padre Rojas Andrade.

La Corte de Apelaciones de Punta Arenas aceptó dos recursos de amparo en defensa del obispo y de uno de los sacerdotes, dejando sin efecto el procesamiento. Los ministros resolvieron entonces que no existían suficientes antecedentes para justificar el delito base, el secuestro del joven, ni la participación de los acusados. 

En una nota, la diócesis de Punta Arenas reiteró que, “como todos los ciudadanos, los miembros de la Iglesia deben colaborar en las investigaciones en las que sean detenidos”. 

“Esperamos que ante tan grave hecho se siga con el rigor necesario en la búsqueda de justicia, ya que la familia y la comunidad de la Región de Magallanes esperan saber la verdad sobre la grave muerte del joven Ricardo Harex. Aseguramos a los familiares nuestra oración y cercanía para que el Señor los fortalezca en su camino”, continúa la nota.

También monseñor Bastres difundió un escrito, en el que afirma: “Mi primera palabra es para la familia de Ricardo Harex, que vive un calvario desde el 19 de octubre de 2001. La investigación realizada por el magistrado levantó esperanzas, pero al final derivó en múltiples conjeturas que no llevaron a determinar el crimen ni los posibles autores”. 

En segundo lugar, el obispo “quiere agradecer a todos los que me acompañaron con cariño, cercanía y oración, y también a los que en silencio ofrecieron este tiempo al Señor por nuestra Iglesia y por sus necesidades. La comunión en el espíritu nos ha fortalecido en la fraternidad y en la esperanza que viene de la fe”.+