Mons. Rossi: "El desafío es sentirnos mirados por el Señor"

  • 1 de noviembre, 2022
  • Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba reflexionó sobre el pasaje del encuentro de Jesús con Zaqueo y recordó que ese bajar que propone, para poder entrar en el corazón, "necesita que nosotros nos abajemos".

El arzobispo de Córdoba, monseñor Ángel Sixto Rossi SJ, presidió la misa desde la capilla del cementerio San Jerónimo, en la capital provincial, donde destacó el hecho de que Jesús salga al encuentro de los enfermos, los leprosos, la prostituta, el publicano corrupto y en el Evangelio de este domingo de Zaqueo, un corrupto de la época, para ofrecerles a todos “la misericordia y la salvación de Dios”.

“Es interesante como un hombre, digamos, despreciado y autodespreciado también, sin embargo está buscando a Jesús. Esta es la gracia”, destacó en la homilía, y recordó que, según el relato, estaba subido a un árbol “posiblemente para estar cerca del Señor y de la gente; pero mirar de arriba”.

“A veces uno pueda estar muy cerca de su gente, muy cerca en la familia, muy cerca del pueblo; pero no es dónde está sino cómo miras a tu gente. A veces miramos de arriba”, reflexionó, y describió: “Jesús pone su mirada nada más y nada menos que en él (Zaqueo), un pecador, un rico, un deshonesto, y le pide que baje y que lo reciba en su casa. Casa como símbolo también del propio corazón, y Zaqueo responde con prontitud y lo recibe con alegría”.

El arzobispo cordobés aseguró que Jesús no ve lo malo de Zaqueo sino que “ve el germen intacto que ha sembrado en cada criatura; ve la parte sanita del corazón. Esa que quizás la podredumbre la está tapando, la esconde” y profundizó: “El Señor siempre rescata la parte linda de nuestra alma, de nuestro corazón; quizás escondida bajo las ruinas de nuestras fragilidades. El Señor siempre apuesta a lo mejor de cada individuo”.

“El encuentro con Jesús lo cambia a Zaqueo y su conversión además tiene una verdadera dimensión social, por cuando cambia la relación con los demás. Fíjense: se encuentra con el Señor y al encontrarse con el Señor también se encuentro con los demás y se da cuenta de su límite, se encuentro consigo mismo, y se da cuenta que ha sido injusto, entonces cambia”, subrayó.

“No hay cosa más linda, más grande, que nos pueda suceder que el encontrarnos con el Señor. Quienes se dejan salvar por él, son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento; o sea con Jesucristo siempre se nace y renace”, sostuvo.

Monseñor Rossi asegura que este Evangelio deja una “enseñanza capital. Este bajar, para poder entrar en el corazón, necesita que nosotros nos abajemos. Bajar hasta el fondo de nuestro ser, donde guardamos lo que nos avergüenza. Recibirlo en casa, no ser espectadores ante el paso del Señor, sino invitarlo a que venga a nuestra casa”.

“La condición previa es que baje del árbol, que deje de mirar desde arriba al Señor y a su pueblo, que se baje el arbolito de su vanidad, de su escepticismo, de su creerse más que los demás. Este es el desafío también para nosotros, de alguna manera. El desafío en este domingo para nosotros es sentirnos mirados por el Señor; primero pedir la gracia de buscarlo, también lo andamos buscando al Señor. Nosotros también queremos verlo y la gente quiere verlo al Señor y quiere verlo en nosotros también, en nuestros gestos. Es un lindo domingo para sentir que el Señor pasa junto a nosotros”, afirmó.

“Tenemos que revisar de qué arbolito ando trepado, de cuál tengo que bajarme, para sentir que el Señor pasa, que el Señor me mira personalmente y que en el lugar de Zaqueo pongamos el propio nombre y dejarnos decir: bajá pronto, bajate de tu pseudo grandeza, bajate del creerte más que otro, bajate del andar juzgando y condenando, o declarando, o decidiendo quién entra al cielo y quién va al infierno; bajate porque yo quiero hoy entrar a tu casa y cuando el Señor entra en la casa, la cambia”, concluyó.+