La religiosa colombiana María Berenice Duque Hencker es beata

  • 30 de octubre, 2022
  • Medellín (Colombia) (AICA)
El rito de beatificación fue presidido por el Card. Marcello Semeraro en la catedral de Medellín. El Papa la recordó tras el Ángelus: "Que su celo apostólico nos impulse en la difusión del Evangelio".

La monja colombiana María Berenice Duque Hencker, que dedicó su vida a servir a los pobres y fundadora de tres congregaciones religiosas, fue beatificada este sábado en una misa solemne en la catedral metropolitana de Medellín, presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos.

Tras el rezo del Ángelus dominical, el papa Francisco recordó hoy a la religiosa colombiana beatificada en la víspera en la catedral de Medellín. “Que su celo apostólico, que la impulsó a llevar el mensaje de Jesús más allá de las fronteras de su país, fortalezca en todos el deseo de participar, con la oración y la caridad, en la difusión del Evangelio en todo el mundo”, destacó.

“Su larga vida, que terminó en 1993 la pasó enteramente al servicio de Dios y de sus hermanos, especialmente de los pequeños y excluidos”, puntualizó el pontífice.

Rito de beatificación en la catedral de Medellín
Tras el saludo y petición de beatificación pronunciada por monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín y una breve lectura de la biografía de la nueva beata, el cardenal Semeraro procedió a la lectura de la fórmula de beatificación en latín. 

Luego, mientras una procesión de religiosas de la Congregación de las Hermanitas de la Anunciación, fundada por la Madre Berenice, acompañadas por sacerdotes y laicos portadores de la reliquia de la nueva beata hasta el altar, se develó la imagen de la beata que fue aplaudida por la multitud de fieles congregados en la catedral.

En su homilía, el cardenal Marcello Semeraro destacó que “María no presume. Es humilde, modesta. Se queda como siempre. Este contraste es significativo. Nos hace entender que María es verdaderamente humilde y no trata de exponerse. Reconoce ser pequeña delante de Dios, y está contenta de ser así”.

El enviado papal subrayó este aspecto "porque una de las características de la vida de nuestra nueva beata era precisamente la humildad. Este fue, de hecho, el juicio reiterado de los Consultores teólogos durante el proceso de beatificación y canonización”.

“En esto, la Madre María Berenice, hoy beatificada, siempre tuvo como modelo a la Virgen María de la Anunciación, a quien dedicó la primera de las tres fundaciones religiosas: las Hermanas de la Anunciación. Ella misma vivía su vida cotidiana en la esencialidad, considerándose un ‘gusanito’, ‘basura’, ‘nada’”, aseguró.

Otro punto que destacó el cardenal Semeraro es “la frase final del relato evangélico: ‘Y el ángel se retiró’”.

“Dios confía a María una enorme misión, ¡pero no le deja el ‘libro de instrucciones’! Una vez obtenido el asentimiento, el Ángel vuela al cielo; María, en cambio, se queda en la tierra... Se queda sola con el misterio de su maternidad. ¿Qué hacer? ¿A quién decírselo? ¿Cómo decirlo?”, preguntó.

El purpurado vaticano recordó que “sí decimos que debemos vivir de la fe... el cómo, sin embargo, se deja a nuestra creatividad. Dios, de hecho, siempre nos deja libres”.

“Entendemos, pues, que vivir de la fe no significa tener una receta para los problemas, sino buscar una respuesta personal, a menudo laboriosa y dolorosa a la vez, considerando los estilos de Dios y captando las interpelaciones de la historia”, describió, y añadió: “Esto, en definitiva es la santidad y es la razón por la que cada santo nos muestra una cara diferente de ella”.

“El cómo responder a Dios cada día, nuestra beata tuvo que buscarlo día tras día, superando muchas pruebas. Contrastes e incomprensiones tuvo muchos”, graficó.

Tras destacar los aspectos con los que la nueva beata quiso imitar a María, el cardenal Semeraro afirmó que “la caridad era, en efecto, la otra característica de su existencia terrenal”.

“Los pobres estaban en el centro de su existencia y también, para que los pobres fueran ‘evangelizados’, fundó una familia religiosa. Tenía, en particular, amor por los niños más pobres, a los que consideraba los favoritos del Señor”, destacó.

También “iba entre ellos -dijo al concluir- convencida de que les pertenecía el Reino de los Cielos, el cual comienza aquí abajo a través de las pequeñas cosas”.

“Así fue para María y así será siempre, hasta el final de los tiempos: ‘Ha mirado la humildad de su esclava; grandes cosas ha hecho el Todopoderoso por mí’, dice ella. Que así sea también para nosotros”, concluyó.+