La familia argentina de Don Zatti celebra la buena noticia de su canonización

  • 19 de octubre, 2022
  • Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
La profesora Mónica García Zatti, descendiente del flamante santo de la Patagonia, expresó la alegría de los familiares ante su canonización.

“Mi mamá, mi tío y mis primos estamos celebrando esta buena noticia”, expresó Mónica García Zatti, descendiente de Artémides Zatti, el flamante santo italiano-argentino, canonizado por el Papa el domingo 9 de octubre.

Mónica García Zatti es profesora de Matemática en el Instituto Superior “Juan XXIII” de Bahía Blanca. Su abuelo materno era primo hermano de Artémides. “Como familia lo vivimos con mucha emoción y orgullo, porque fue un ejemplo de vida y entrega. Tengo un librito que siempre me acompaña con la vida de él”, explicó, indicando la devoción que siente.

“Artémides siempre fue una presencia en nuestra familia, mi abuelo siempre nos hablaba de su vida y de todo lo que dejó para dedicarse al cuidado de los enfermos y los más necesitados. Siempre nos mostró su ejemplo y nos enseñó que a él teníamos que rezarle cuando había algún problema de salud”, contó.

De chica vivió en la localidad de Cabildo, un pueblo a 50 kilómetros de Bahía Blanca. “Con varios primos vivíamos en la misma casa. En la familia le decíamos ‘el tío’, y hasta tengo una prima que se hizo enfermera por la historia de Artémides. Ella viajaba a dedo hasta Bahía para estudiar, y siempre andaba con una estampita de Artémides para que la cuide”.

Sobre la noticia de la canonización, confesó que causó mucha emoción en la familia. “Siempre supimos lo que él había hecho, pero no tomábamos la dimensión de la importancia de su figura y lo que significa para la vida de tanta gente. Dando clases en La Inmaculada me enteré de la beatificación porque me lo contó otro profesor, y desde ahí nos está llegando información de gente de muchos países que se comunican con nosotros para contarnos su vocación y la intercesión de Artémides en su salud".

Artémides Zatti nació en Boretto, en el norte de Italia, en 1880, y llegó emigrado con su familia a la Argentina a los 17 años. Se radicó en Bahía Blanca, donde comenzó a trabajar en una fábrica de baldosas. Ya desde pequeño conoció la pobreza, el desarraigo y la enfermedad. A los 20 años ingresó en la Familia Salesiana en Bahía Blanca. Una grave congestión pulmonar ocasionada por la tuberculosis que contrajo cuidando a un sacerdote le impidió ingresar al noviciado. Trasladado por esa circunstancia al hospital de Viedma, Artémides aceptó su enfermedad y se puso en manos de María Auxiliadora. El capellán del establecimiento y su superior le dijo: “Si Ella te cura, te invito a que te dediques durante toda tu vida a estos enfermos”. Zatti creyó en el auxilio de María, prometió dedicarse a los enfermos, se curó y cumplió con su promesa: se consagró a los enfermos, al mantenimiento y administración del hospital.

Su vocación y sus condiciones extraordinarias hicieron que su fama de enfermero santo se conociera por toda la región, al punto que le llegaban pacientes desde toda la Patagonia. A cualquier hora acudía en su bicicleta al llamado de sus enfermos. En la sencillez de su vida, en su servicio, en su profunda vida de fe, en su sentido de comunidad y en su buen humor, sus contemporáneos vieron a una persona que encontró cómo ser feliz y que se parecía mucho a Jesús.

Mónica se emociona cada vez que cuenta su historia y la de su familia. “Mi mamá, mi tío, mis primos, los que estamos acá y los que están ‘arriba’ estamos celebrando esta buena noticia, que refuerza ese ejemplo que Zatti siempre fue para nosotros”.

Más información sobre la vida del santo enfermero de la Patagonia en https://zatti.org.+