El papa Francisco recuerda su viaje a Kazajistán

  • 21 de septiembre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Santo Padre ha dedicado la catequesis de esta semana a su último viaje apostólico y a su participación en el Congreso de Líderes de las religiones mundiales y tradicionales.

El Papa retomó este miércoles 21 de septiembre, tras el viaje a Kazajistán, la audiencia general en la plaza de San Pedro. Francisco quiso compartir las experiencias de su viaje a tierras kazajas y renovó a las autoridades del país su gratitud “por la cordial acogida que me fue reservada y por el generoso empeño puesto en la organización”.

Asimismo, agradeció a los obispos y a sus colaboradores “por el gran trabajo que han hecho, y sobre todo por la alegría que me han dado por poder encontrarlos y verlos a todos juntos”.

El motivo principal del viaje fue su participación en el Congreso de los Líderes de las religiones mundiales y tradicionales, una iniciativa que se efectúa desde hace 20 años por las autoridades del país, “que se presenta al mundo como lugar de encuentro y de diálogo religioso, y por tanto como protagonista en la promoción de la paz y de la fraternidad humana”. 

Francisco reconoció al gobierno kazajo su compromiso por la construcción de una paz duradera en el país: “Tras haberse liberado del yugo del régimen ateo, propone ahora un camino de civilización que mantiene unidos política y religión, sin confundirlas ni separarlas, condenando claramente fundamentalismos y extremismos”.

Este viaje le permitió al Santo Padre además encontrar a las autoridades de Kazajistán y a la Iglesia que vive en esta tierra: “Destaqué la vocación del país de ser un lugar de encuentro: en él conviven cerca de 150 grupos étnicos y se hablan más de 80 lenguas. Esta vocación, que se debe a sus características geográficas y a su historia, fue acogida y abrazada como un camino que merece ser animado y sostenido”. 

Kazajistán, destacó el Papa, “hizo elecciones muy positivas, como la de decir “no” a las armas nucleares y la de buenas políticas energéticas y ambientales”.

En lo que se refiere a la Iglesia, al Papa lo alegró mucho “encontrar una comunidad de personas contentas, alegres, con entusiasmo”. El pontífice reconoció que esta condición, “si es vivida con fe, puede llevar frutos evangélicos: sobre todo la bienaventuranza de la pequeñez, del ser levadura, sal y luz contando únicamente con el Señor y no en alguna forma de relevancia humana”.

Esta escasez numérica los incentiva, según Francisco, “a desarrollar las relaciones con los cristianos de otras confesiones, y también la fraternidad con todos. Por tanto, pequeño rebaño, sí, pero abierto, no cerrado, no defensivo, abierto y confiado en la acción del Espíritu Santo, que sopla libremente donde y como quiere”.

Francisco recordó la Eucaristía celebrada en Nursultán: “En un mundo en el cual progreso y regreso se cruzan, la Cruz de Cristo permanece el ancla de salvación: signo de la esperanza que no decepciona porque está fundada en el amor de Dios, misericordioso y fiel. A Él va nuestro agradecimiento por este viaje, y nuestra oración para que sea rico de frutos para el futuro de Kazajistán y para la vida de la Iglesia peregrina en esa tierra”.+