El Papa: La libertad religiosa no es un concepto abstracto, sino un derecho concreto

  • 15 de septiembre, 2022
  • Nursultán (Kazajistán) (AICA)
En su discurso final en el Congreso de Líderes de Religiones Mundiales celebrado en Kazajistán, el Papa pide a los gobernantes mirar al humano por encima de estrategias económicas.

“Hay demasiados odios y divisiones en el mundo globalizado, mujeres y jóvenes debe ser protegido, el diálogo interreligioso es un servicio urgente e insustituible para la humanidad”, manifestó el papa Francisco en su declaración final con el que se pone fin al VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales en Kazajistán.

“Cuántas personas -dijo el pontífice- todavía son perseguidas y discriminadas por su fe. Hicimos un llamado enérgico a los gobiernos y organizaciones internacionales relevantes para que ayuden a los grupos religiosos y comunidades étnicas que sufrieron violaciones de sus derechos humanos y libertades fundamentales, y violencia por parte de extremistas y terroristas, incluso como resultado de guerras y conflictos militares. Defendemos el derecho a la religión, a la esperanza, a la belleza para todos: al Cielo”.

En su discurso -el último pronunciado en Kazajistán antes de partir hacia Roma- el pontífice reiteró que “la Iglesia católica no se cansa de anunciar la dignidad inviolable de toda persona, creada a imagen de Dios”. 

Y citando expresamente las palabras de san Juan Pablo II en la encíclica Redemptor hominis, añadió que hoy “el hombre es también el camino de todas las religiones. Sí, el ser humano concreto, debilitado por la pandemia, postrado por la guerra, herido por la indiferencia. Mirar el bien del ser humano antes que los objetivos estratégicos y económicos, los intereses nacionales, energéticos y militares, antes de tomar decisiones importantes”.  

A juicio de Francisco, esta ausencia de paz se debe a la falta de ternura y capacidad de generar vida. Elementos que se propician dando mayor protagonismo a la mujer: “La mujer cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz. Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad, y de mejorar su estatus social como miembro de la familia y de la sociedad con los mismos derechos”, ha explicado el Papa, quien ha pedido “confiar papeles y responsabilidades mayores” a las mujeres.

Por otro lado, los jóvenes es el tercer factor que se ha de potenciar para alcanzar la paz y el cuidado de la Creación: “Ellos son los que, más que otros, invocan la paz y el respeto por la casa común de la Creación. En cambio, las lógicas de dominio y de explotación, el acaparamiento de los recursos, los nacionalismos, las guerras y las zonas de influencia trazan un mundo viejo, que los jóvenes rechazan, un mundo cerrado a sus sueños y a sus esperanzas. Así también, religiosidades rígidas y sofocantes no pertenecen al futuro, sino al pasado”, declaró el pontífice.

En cuanto al resto de contenidos de la declaración final del congreso, se afirma que "el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otro incentivo al odio, la hostilidad, la violencia y la guerra, cualquiera que sea la motivación u objetivo que se propongan, nada tienen que ver con el auténtico espíritu religioso y debe ser rechazado en los términos más contundentes posibles. 

Además, basándose en el hecho de que el Todopoderoso creó a todas las personas iguales, independientemente de su afiliación religiosa, étnica o social, los líderes religiosos afirman conjuntamente que "el respeto y la comprensión mutuos deben considerarse esenciales e indispensables en la enseñanza religiosa".

El Papa reivindicó a las religiones como agente para “dar testimonio de la existencia de un patrimonio espiritual y moral común, que se funda sobre dos pilares: la trascendencia y la fraternidad. La trascendencia, el “más allá”, la adoración. Es hermoso que cada día millones y millones de hombres y de mujeres, de diferentes edades, culturas y condiciones sociales, se reúnen para orar en innumerables lugares de culto. Es la fuerza escondida que hace que el mundo avance”.+

» Texto completo del discurso del Santo Padre