Los catamarqueños agradecieron a la Virgen a 18 años de su protección ante el sismo

  • 8 de septiembre, 2022
  • San Fernando del Valle de Catamarca (AICA)
En una jornada de emoción y gratitud, los fieles catamarqueños honraron a la Virgen Morena a 18 años de la protección recibida durante el sismo de 2004.

En la mañana del miércoles 7 de septiembre, a 18 años del terremoto de 2004, el pueblo catamarqueño expresó su gratitud a la Madre del Valle por su maternal protección.

Luego del triduo de preparación realizado en la catedral, los actos centrales del miércoles marcaron el corolario de la Fiesta de la Protección de la Virgen en un nuevo aniversario de aquella dramática jornada. Los mismos fueron transmitidos a través de las redes sociales con lenguaje de señas.

En horas tempranas arribaron al Paseo de la Fe los peregrinos de la parroquia Santa Ana y San Joaquín de Miraflores, departamento Capayán, territorio cercano al lugar del epicentro del sismo; y de la parroquia San José de Piedra Blanca, con la imagen del Beato Mamerto Esquiú, a quien el 4 de septiembre la comunidad celebró en su tierra natal, a un año de su beatificación.

A las 8.53 -hora en que se registró el movimiento telúrico-, se realizó el repique de campanas mientras la imagen cuatro veces centenaria de la Virgen Morena era trasladada en brazos del obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, desde el presbiterio hasta el atrio de la catedral, donde fue recibida con vivas, aplausos y mucha emoción por parte de los fieles.

Participaron autoridades provinciales encabezadas por el vicegobernador de Catamarca, ingeniero Rubén Dusso; la diputada provincial Analía Brizuela; y miembros de las fuerzas de seguridad: Policía Provincial y Gendarmería Nacional.

La misa estuvo presidida por Mons. Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero diocesano, franciscano y de Fasta Catamarca. En su homilía, el obispo recordó aquel sismo: “Quienes lo vivieron supieron reconocer la especial protección de la Virgen del Valle. También ella fue intercediendo para que en medio de las interminables réplicas, la incertidumbre, el miedo y la aflicción fueran superados paulatinamente hasta recuperarse la normalidad de la vida cotidiana”.

También hizo mención a la ley sancionada en diciembre de 2017, que declara el 7 de septiembre como Día del Milagro y en la que se establece la conmemoración de este día, “renovando el agradecimiento de todos y cada uno de los devotos catamarqueños a nuestra Madre Morena”.

Por tanto, afirmó, "es justo y necesario, que nos alegremos en el Señor y le agradezcamos los beneficios recibidos sin mérito de nuestra parte, a fin de que crezcamos en bondad, responsabilidad, fraternidad y compromiso con el cuidado del prójimo y de la creación”.

"Es preciso contar, iluminar y testimoniar con la propia vida, los acontecimientos salvíficos, puesto que son para todos. De aquí surge la misión de anunciar a las generaciones venideras las maravillas que obra el Señor”, destacó el obispo en otro momento de su prédica.

Dirigiéndose a la Madre del Valle, le pidió que nos ayude “a confiar en Jesús como tú confías en Él. Protégenos de tantos terremotos culturales que asuelan nuestras vidas. Sobre todo de los menos perceptibles, imprevisibles y más perjudiciales. Que amparados en tu materna intercesión construyamos familias sólidas y animadas por el Amor divino. Cuidemos toda vida humana, especialmente las más frágiles e indefensas”, animó.

El pastor diocesano exhortó a que “forjemos una educación basada en el amor, la verdad, el respeto, la laboriosidad, la escucha, la inclusión y la libertad responsable. Valoremos la salud de todos, como don precioso de Dios, procuremos trabajo digno para todos. Sirvamos con generosidad, honestidad y calidad al bien común desde nuestras respectivas funciones y protejamos nuestra casa común para que la puedan habitar, responsablemente, las generaciones venideras. Y, sobre todo, Mama Achachita, que no se nos olvide jamás ser agradecidos con Dios, con los semejantes y con la historia”.

Luego de la celebración eucarística, se llevó a cabo la procesión con las sagradas imágenes de la Virgen del Valle y del beato Mamerto Esquiú, llevadas en andas. En el caso de la Madre Morena, la urna fue llevada por miembros del Área de Jefatura e Infantería de la Policía de la Provincia, Defensa Civil y SAME, con relevos a lo largo del trayecto. 

Caminaron alrededor de la plaza 25 de Mayo el obispo diocesano, los sacerdotes, religiosas y fieles devotos, mientras otros permanecían apostados en el interior del paseo público y a la vera de las calles San Martín, Rivadavia, República y Sarmiento.

Los sones de la Banda de Música de la Policía de la Provincia anunciaron la llegada de las sagradas imágenes al Paseo de la Fe, donde monseñor Urbanc elevó la plegaria a la Madre del Valle. 

El obispo comentó a la comunidad que “estamos haciendo un camino de reflexión” en las jornadas del clero, con la presencia del padre Ezequiel Kseim, de la diócesis de Mar del Plata, a la vez que pidió que recen por los sacerdotes.

También puso de realce el camino sinodal iniciado, que tendrá una nueva instancia con la Asamblea Diocesana de octubre de este año, y agradeció a todos los que participaron, de manera particular a las parroquias que peregrinaron hasta la Catedral. 

Con mucha emoción, entre cantos y vivas, los fieles devotos despidieron la Sagrada Imagen, que regresó a su Camarín en brazos del obispo diocesano. De esta manera se cerró el homenaje de la Iglesia diocesana en este tiempo sinodal que invita a caminar juntos de la mano de Nuestra Madre.+