Francisco: "La crisis siria sigue siendo una de las crisis más graves del mundo"

  • 3 de septiembre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Así lo señaló el pontífice al recibir este sábado, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los miembros de la Fundación AVSI para el proyecto "Hospitales Abiertos" en Siria.

La población siria sufre desde hace 12 años, debido al cruento conflicto que provocó un "número indeterminado de muertos y heridos" y la "destrucción de barrios y pueblos enteros" e infraestructuras, incluidos hospitales, recordó el papa Francisco este sábado 3 de septiembre al recibir en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes de la iniciativa “Hospitales Abiertos” en Siria de la Fundación AVSI. Con ellos el cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en el país durante catorce años.

Lo que "según observadores internacionales, sigue siendo una de las crisis más graves del mundo, con destrucción, crecientes necesidades humanitarias, colapso socioeconómico, pobreza y hambre en niveles muy graves, produjo unos catorce millones de desplazados internos y refugiados, eso es más de la mitad de la población siria de antes del conflicto”, observó el Santo Padre, contando que recibió como regalo la obra de un artista, Massimiliano Ungarelli, quien, inspirado en una fotografía, retrató a “un padre sirio, exhausto de fuerza, cargando a su bebé sobre sus hombros". Una imagen que recordaba al pontífice a San José, obligado a huir a Egipto y que Francisco, al final de la audiencia, decide ofrecer a "Hospitales Abiertos", para que mirándola se piense "en esta huida a Egipto de todos los días,

Ante este inmenso sufrimiento, la Iglesia está llamada a ser un "hospital de campaña", para curar las heridas tanto espirituales como físicas.

La invitación de Jesús a curar a los enfermos 
Es Jesús quien primero realizó varias curaciones, quien instó a sus apóstoles a sanar a los enfermos y a cuidar de los enfermos, recordó el Papa, y agregó que "instó varias veces a los sacerdotes, especialmente el Jueves Santo, a tocar las heridas, los pecados, la angustia del pueblo” y animó a todos los fieles a tocar las llagas de Jesús, que son los muchos problemas, dificultades, persecuciones, enfermedades del pueblo que sufre. Y las guerras". 

El Papa recordó que el proyecto de "Hospitales abiertos" está comprometido con el apoyo a los tres hospitales católicos que funcionan en Siria desde hace unos cien años, y a cuatro ambulatorios. "Ha nacido bajo el patrocinio del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y se apoya en la generosidad de instituciones eclesiásticas -la Fundación Papal y algunas Conferencias Episcopales-, de algunos organismos gubernamentales -el húngaro y el italiano-, de instituciones humanitarias católicas y de muchas personas generosas".

Son hospitales abiertos "a los pacientes pobres, sin distinción de afiliación, ya sea étnica o religiosa", dijo Francisco.

“Esta característica expresa una Iglesia que quiere ser un hogar de puertas abiertas y un lugar de fraternidad humana. En nuestras instituciones de asistencia caritativa, las personas, especialmente los pobres, deben sentirse 'en casa' y experimentar una atmósfera de acogida digna.”

Francisco destaca la promoción de "ese mosaico de convivencia ejemplar entre diversos grupos étnico-religiosos que caracteriza a Siria". En este sentido, considera que "es significativo que los numerosos musulmanes atendidos en sus hospitales sean los más agradecidos".

Otra imagen dramática de Siria
En alusión al icono de Jesús el Buen Samaritano que le obsequiaron, el pontífice realiza un paralelismo con la situación del país, atacado, asaltado y abandonado medio muerto al borde de la carretera. "Pero no olvidados y abandonados por Cristo, el buen samaritano, y por tantos buenos samaritanos: individuos, asociaciones, instituciones. Algunos centenares de estos buenos samaritanos, incluidos algunos voluntarios, perdieron la vida acudiendo en ayuda del prójimo. A ellos va toda nuestra gratitud".

Citando su encíclica Fratelli tutti, el obispo de Roma sostiene que "la historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más visible que la desidia social y política, hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino". E invita a reflexionar: "Todos tenemos responsabilidad sobre el herido que es el pueblo mismo y todos los pueblos de la tierra".

Una gota de agua en el desierto
Hacia el término de su alocución, el Santo Padre subraya que "ante tantas necesidades graves, sentimos el límite de nuestras posibilidades de intervención. Nos sentimos un poco como los discípulos de Jesús ante la gran muchedumbre a la que hay que dar de comer: "No tenemos más que cinco panes y dos pescados; pero ¿qué es esto para tanta gente?". Una gota de agua en el desierto, se podría decir. Sin embargo, incluso el pedregoso desierto sirio, tras las primeras lluvias de la primavera, se cubre con un manto de verde. ¡Cuántas gotitas, cuántas briznas de hierba!".

Francisco agradece el trabajo de la institución y bendice a todos de corazón, invitándolos a seguir adelante y deseándoles "que los enfermos se curen, que la esperanza renazca, que el desierto vuelva a florecer".+