Piden a los laicos paraguayos "vencer el miedo y denunciar las injusticias y corrupción"

  • 4 de agosto, 2022
  • Asunción (Paraguay) (AICA)
En el marco del Año del Laicado convocado por el episcopado paraguayo, se llevó a cabo recientemente el III Encuentro Nacional de Laicos, en la diócesis de Benjamín Aceval.

“Den testimonio y coherencia de vida en los diferentes ámbitos, déjense interpelar por la palabra de Dios, vencer el miedo para denunciar, no ser cómplices de las injusticias y de la corrupción; anunciar a Cristo siendo misericordiosos con los más vulnerables, especialmente con los indígenas y campesinos que son marginados, perseguidos y despojados de sus tierras”, es la invitación dada por monseñor Celestino Ocampo, obispo de Carapeguá y responsable de la Coordinación Nacional de Laicos de la Conferencia Episcopal Paraguaya, en la misa de clausura del Tercer Encuentro Nacional de Laicos, bajo el lema “Identidad de los laicos, en una Iglesia sinodal”.

El encuentro tuvo lugar en la diócesis de Benjamín Aceval, el pasado 16 de julio, con la participación de laicos, grupos, asociaciones y movimientos de distintas diócesis del país.

El tema abordado fue “Identidad de los laicos en una Iglesia sinodal” teniendo como base la carta pastoral de los obispos. El responsable de guiar este encuentro fue el padre Enrique López, quien enfatizó las gracias que nos confiere el bautismo: Nos hace hijos e hijas de Dios, dignidad especial (criaturas nuevas), participar en la vida de Jesucristo (por adopción), creer en Jesucristo, participar de la vida del Espíritu Santo (cercanía y comunión con Dios a través del Espíritu Santo), el perdón de los pecados (original y otros), nos hace miembros de la comunidad de creyentes, de un pueblo, la iglesia.

El padre López alentó a los jóvenes a “no tener miedo, cercanía con la gente a quienes necesitan, tocar las heridas, crecer a través de la oración, la escucha de la palabra de Dios, la eucaristía que nos nutre para compartir y servir a los demás”.

Posteriormente en grupos se dialogó sobre el cómo ser profeta, sacerdote y rey en el contexto actual y a qué nos sentimos llamados? A través de la escucha de las experiencias vividas, según explicaron los organizadores del encuentro.

Entre las conclusiones se compartió: Poner a Dios en primer lugar y a su servicio, el testimonio de vida y los talentos; Ser fermento, ser sal y luz, llegar a las personas con humildad; Vida coherente: asumir el compromiso y honrarlo, anunciar y denunciar; Formarse para el servicio, poner a disposición nuestros talentos; Abrir puertas, sanar heridas; buscar la santidad.+