Mons. García en la misa de las 3T: "La mayor riqueza es dar y compartir con los otros"

  • 3 de agosto, 2022
  • San Justo (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de San Justo presidió la Eucaristía en el barrio 17 de Noviembre, donde reiteró que -como dice el Papa- tierra, techo y trabajo son derechos sagrados por los que vale la pena luchar.

El obispo de San Justo, monseñor Eduardo Horacio García, presidió la misa de las 3T del papa Francisco el domingo 31 de julio en el barrio 17 de Noviembre, de Ciudad Celina, partido bonaerense de La Matanza, una de las zonas más vulnerables y necesitadas de asistencia del conurbano bonaerense.

La celebración eucarística en la cancha Nuestra Señora de Caacupé fue organizada por la Pastoral Social de la diócesis de San Justo con la consigna “Tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas: son derechos sagrados por los que vale la pena luchar”.

Monseñor García destacó la “intención grande” de conocer lo que Dios quiere para sus hijos: “Un mundo fraterno, un mundo que sea casa de Dios para todos los hombres, un lugar donde cada uno pueda sentir y construir su vida junto a los demás”.

Al reflexionar sobre el Evangelio del día, lamentó que las familias se peleen por las herencias, definiéndolo como “un chiquitaje”, pero consideró que la parábola del rico insensato conlleva una enseñanza.

“Uno de los males en el mundo es la avaricia; siempre querer tener un poco más, siempre querer tener a costa de los demás, siempre hacer crecer el patrimonio sin mirar alrededor”, advirtió.

“La muerte llega y es parte de la vida. ¿A dónde irá a parar aquello que los hombres acumulan?”, se preguntó, e indicó: “Van a parar al mismo lugar, para que otros se sigan peleando por eso que han acumulado y sigan destruyéndose, para que cuando les llegue su hora sea motivo de pelea para otros”.

El prelado recordó que “una persona no se mide por lo que tiene; un hombre, una mujer, se miden por lo que son. Lo que somos para Jesús es lo que tenemos y aquello que somos capaces de dar”.

“Esa es nuestra riqueza más grande. No lo que acumulamos, sino lo que damos. Porque cuando somos capaces de compartir, cuando somos capaces de dar, esa riqueza que tenemos se engrandece porque se hace riqueza de los otros”, concluyó.

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