El Papa alienta a los jóvenes a seguir a Cristo sin miedo

  • 2 de agosto, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Mensaje del Santo Padre a los jóvenes reunidos en el Festival de la Juventud que se desarrolla en Medjugorje (Croacia) hasta el 6 de agosto

“El verdadero remedio para las heridas de la humanidad es un estilo de vida basado en el amor fraterno”, expresó el papa Francisco en el mensaje enviado a los participantes en el Festival de la Juventud, que se desarrolla en Medjugorje, Croacia, hasta el 6 de agosto.

“En este momento, en pleno verano, el Señor los invita a pasar las vacaciones con Él, en el lugar más especial que existe: su corazón”, escribe el Papa en su mensaje y citando el tema del encuentro: “Aprende de mí y encontrarás la paz”, Francisco lo define como “una invitación a moverse, a no quedarse quieto, congelado y asustado ante la vida, y confiarse a Él”. 

“Parece fácil, observa el pontífice, pero en los momentos oscuros es natural encerrarse en uno mismo. En cambio, Jesús quiere sacarnos, así que nos dice 'Ven'. La salida está en la relación, en mirar hacia Aquel que verdaderamente nos ama”. 

“Entonces, no es suficiente salir de ti mismo, también necesitas saber a dónde ir, porque hay tantas metas engañosas que prometen un futuro mejor, pero nos dejan en la soledad de antes”, explica el Papa, que exhorta así a los jóvenes: “Vayan al Maestro para convertise en sus discípulos y herederos de su promesa de paz”. 

“Lleven su yugo que los hará descubrir la voluntad de Dios y los hará partícipes del misterio de su cruz y de su resurrección. El yugo del que habla Cristo es la ley del amor, es el mandamiento que dejó a sus discípulos: ámense unos a otros, como yo los he amado”. 

“Porque el verdadero remedio para las heridas de la humanidad es un estilo de vida basado en el amor fraterno, que tiene sus raíces en el amor de Dios”, sostuvo Francisco

“Caminando junto a Él e imitándolo, aprenderán de Él. Es un Maestro que no impone a los demás, cargas que Él no lleva. Está dirigido a los humildes, a los pequeños y a los pobres porque Él mismo se hizo pobre y humilde. Y para aprender, ante todo, debemos ser humildes y reconocer nuestra ignorancia y orgullo que nos hacen pensar que podemos hacerlo todo solos y con nuestras fuerzas”. 

“Es necesario -concluye el Santo Padre- tener un oído abierto a las palabras del Maestro. Así conocemos su corazón, su amor, su manera de pensar, ver y hacer. Se necesita coraje para estar cerca de Él e imitarlo”.+