Francisco exhortó a custodiar la herencia que la sociedad recibe de los abuelos

  • 26 de julio, 2022
  • Edmonton (Canadá) (AICA)
El Papa presidió la primera misa desde su arribo a Canadá en el marco de su viaje penitencial, en la que subrayó la necesidad de custodiar la historia al modo de Santa Ana y San Joaquín.

Una multitud estimada en unas 50.000 personas, entre ellas autoridades civiles y miembros de las comunidades indígenas locales, participaron este martes 26 de julio en el Commonwealth Stadium, de la ciudad de Edmonton, de la primera misa que preside el papa Francisco desde su llegada al país norteamericano en el marco del viaje penitencial a Canadá.

En la homilía, y a la luz de la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, el pontífice instó a “ser hijos de una historia que hay que custodiar” y “artesanos de una historia que hay que construir”, recordando que “en la casa de Joaquín y Ana, el pequeño Jesús conoció a sus mayores y experimentó la cercanía, la ternura y la sabiduría de sus abuelos”.

Con respecto a esa “historia que hay que custodiar”, el Papa señaló que “no somos individuos aislados, no somos islas, nadie viene al mundo desconectado de los demás. Nuestras raíces, el amor que nos esperaba y que recibimos cuando vinimos al mundo, los ambientes familiares en los que crecimos, forman parte de una historia única que nos ha precedido y nos ha generado”.

En este sentido, Francisco pidió especialmente “custodiar” esta historia a la que pertenece cada persona, cada familia, de la que es heredero. “Somos hijos porque somos nietos. Los abuelos imprimieron en nosotros el sello original de su forma de ser, dándonos dignidad, confianza en nosotros mismos y en los demás”, dijo.

Asimismo, del amor de los abuelos y a imagen del testimonio de San Joaquín y Santa Ana, el Santo Padre invitó a vivir un amor puro en la familia “que no se impone, ni despoja de libertad al otro”.

Con respecto al segundo aspecto, ser “artesanos de una historia que hay que construir”, se preguntó, pensando en las futuras generaciones, “qué tipo de sociedad quieren construir”.

De esta manera, el pontífice, expresó que “nuestros predecesores nos transmitieron una pasión, una fuerza y un anhelo, un fuego que nos corresponde reavivar”.

“Nuestros abuelos y nuestros mayores deseaban ver un mundo más justo, más fraternal y más solidario, y lucharon por darnos un futuro. Ahora, nos toca a nosotros no decepcionarlos”, aseveró.

Finalmente, el Papa pidió que por la intercesión de San Joaquín y Santa Ana, para “que nos ayuden a custodiar la historia que nos ha generado y a construir una historia generadora. Que nos recuerden la importancia espiritual de honrar a nuestros abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor”.+

» Texto completo de la homilía