"Que nada de la Ciudad nos resulte indiferente", pidió el cardenal Poli

  • 12 de julio, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
"Caminar hacia una Iglesia pluriforme en donde las diversidades intensifiquen la comunión", animó el arzobispo de Buenos Aires a las Asambleas Vicariales Sinodales reunidas durante el fin de semana.

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario A. Poli, dirigió un mensaje a los casi 800 agentes pastorales de la Iglesia porteña que durante el 9 y 10 de julio participaron de las Asambleas Vicariales Sinodales para discernir propuestas de acción concretas para acompañar y acercar las periferias geográficas y existenciales de la Ciudad de Buenos Aires.

Las Asambleas se realizaron en simultáneo en colegios, parroquias y en el seminario metropolitano, agrupando a los agentes pastorales de cada vicaría para un trabajo de escucha, testimonio, proponiendo un “estilo evangelizador” con el modelo de la Virgen María en la Visitación: “Salida-Visita-Encuentro”.

Una Iglesia pluriforme iluminada por el Espíritu Santo
En su mensaje el arzobispo porteño invitó a los participantes de cada Asamblea que “se disponen a discernir dónde dirigir la acción misionera”, a no dejar de invocar al Espíritu de la Verdad que siempre nos devuelve la mirada a lo esencial y nos hace discernir con actitud orante el horizonte pastoral del amor que se hace servicio”, observó el arzobispo.

“La pastoral de las grandes ciudades como la nuestra -dijo el cardenal Poli- incluyen la opción por los últimos” y recordó que "la Asamblea Sinodal Arquidiocesana hizo hincapié en volver la mirada hacia el Kerigma, el 'primer Anuncio', que guió a los primeros cristianos. Un kerigma que tiene una dimensión constitutivamente social, cuyo centro es la caridad”, señaló. 

Y animó a los agentes pastorales a “comprometernos junto a los indefensos, en su defensa y promoción, en bien de una sociedad más justa y reconciliada”, sin olvidar que “la fe es un potencial dignificador del ser humano ya en esta vida peregrina”.

El arzobispo porteño recordó que “somos una misión” y que aspiramos a “afianzar y a despertar en los fieles, especialmente en los jóvenes un sentido de la vida como misión”, pero subrayó que “la evangelización requiere de un mensaje testimonial”. 

“La palabra tiene fuerza si va acompañada de las obras y mejor aún que sean las obras las que hablen, para comunicar la fe en los nuevos escenarios culturales”, expresó el cardenal primado y observó que teniendo en cuenta que “la ruptura del modo tradicional de transmitir la fe en familia, de padres a hijos, de abuelos a nietos, fue afectada por un profundo cambio cultural”, insistió en la importancia de “dar un nuevo impulso a la catequesis, con especial énfasis en la familia, dirigida a los niños y adolescentes. Cultivando el amor a la Palabra de Dios y mostrando la belleza, la verdad y la bondad de Jesucristo”.

“Cuando el kerigma toca el corazón -observó el arzobispo- la fe se expresa en la alabanza de Dios, que ama la vida y busca la posibilidad de un verdadero encuentro con Él”. 

La Iglesia de la Eucaristía
El cardenal Poli dijo por último que el documento final del Sínodo arquidiocesano nos recuerda que “somos la Iglesia de la Eucaristía” y acotó: “Sin el fuego de la celebración eucarística no habrá la necesaria espiritualidad de comunión para anunciar que Cristo está presente y cercano a todos en la ciudad”.

“Somos lo que celebramos”, dijo a continuación y agregó que “es necesario trabajar en las comunidades, en acoger un nuevo impulso del Espíritu Santo para que Jesús en nuestras celebraciones nos contagie su alegría”.

El arzobispo concluyó haciendo un llamado a la “comunión fraterna”, a la que estamos llamados a vivir como los cristianos de los primeros tiempos. “Comunión y misión”, esas son las “líneas maestras” del Concilio Vaticano II que el cardenal Poli propuso como programa evangelizador. 

“Profundizar en una espiritualidad de comunión que ayude a vivir la espiritualidad cristiana en un diálogo afable donde se observe lo esencial: unidad; en lo opinable: libertad y que no falte nunca la caridad. Caminando hacia una Iglesia pluriforme, en donde las diversidades intensifiquen la comunión en el ejercicio de un discernimiento comunitario permanente. Eso nos ayudará a la misión. Que Dios los bendiga”, concluyó el cardenal.

El estilo sinodal
Durante la Jornada, el Consejo de Implementación del Sínodo, electo por la Asamblea Sinodal del 2021 y el arzobispo, invitaron a cada uno de los agentes pastorales y bautizados a “caminar juntos en el diálogo, la evangelización y la caridad, para que con los pasos y acciones de cada uno, la Iglesia adopte un estilo sinodal en su camino”, destacaron desde En Camino, el portal del arzobispado.

Cada Asamblea reflexionó sobre los diferentes tipos de periferias presentes en la Ciudad, periferias geográficas, económicas y laborales, periferias de la salud, el dolor y la miseria, periferias de la educación, la soledad, y el sentido de la vida, periferias de la vida en Jesús, cercana a un Padre misericordioso, colmada del amor del Espíritu Santo.

Agrupados los asistentes en círculos más pequeños para que, desde sus experiencias y testimonios de Fe, discernieran cuáles son las periferias más urgentes que necesitan la acción de la Iglesia como madre, que acoge, enseña, acompaña y consuela; con propuestas concretas que renueven la misión en la Ciudad.

En el día de la Independencia patria, el cardenal Poli también recordó los inicios de la evangelización en el país y cómo desde el principio “la Virgen Gaucha, al manifestar su predilección por un indio y un negro, los pequeños del Evangelio, fue la primera discípula que hizo la opción por las periferias existenciales de aquel tiempo, y lo hizo sin discriminar a nadie”.

“Volver nuestra mirada hacia nuestro pasado, nuestras raíces, para recordar y hacer memoria agradecida de quienes nos precedieron en el camino del Evangelio y plantaron la Iglesia que hoy cosechamos”, recapituló el arzobispo invitando a los presentes a realizar el ejercicio de “hacer pasar por el corazón a los hombres y mujeres evangelizadores del país, imitando su fe y su entrega a la causa de la Salvación”.

En las cuatro Asambleas Vicariales Sinodales, los participantes unieron sus voces en el canto del himno nacional y la Oración por la Patria, como recordatorio de una Iglesia presente y unida a la Patria Argentina, tan rica en su diversidad y tan necesitada del testimonio del amor de Dios.+