Mons. Sánchez llamó a reconstruir la Patria desde la fraternidad y la amistad social

  • 9 de julio, 2022
  • San Miguel de Tucumán (AICA)
En el tedeum por el 9 de Julio, el arzobispo de Tucumán exhortó a caminar juntos buscando la reconciliación y el bienestar en un país en el que "hay hambre" de diálogo, de paz social y de libertad.

El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Alberto Sánchez, presidió el tedeum por el 9 de Julio en al catedral Nuestra Señora de la Encarnación, donde llamó a reconstruir la Patria desde la fraternidad y la amistad social, y exhortó a caminar juntos buscando la reconciliación y el bienestar de todos.

El presidente Alberto Fernández no participó de la acción de gracias por la Patria en el templo tucumano, pero sí estuvieron el jefe de gabinete de la Nación, Juan Manzur; el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo; el intendente de San Miguel de Tucumán, German Alfaro y su esposa la senadora Beatriz Ávila.

El arzobispo tucumano reflexionó sobre la realidad del país a partir de la pasaje bíblico de la multiplicación de los panes, y advirtió: “Hoy nuestra Patria es un pueblo hambriento, desconcertado, preocupado, herido. En muchas familias falta el pan cotidiano y el trabajo digno. Ha crecido la pobreza”.

“Hay hambre de justicia y dignidad, de respeto y cuidado de la vida en todas sus etapas. Hay hambre de paz social, de respeto a la Constitución y de democracia auténtica. Hay hambre de diálogo, de encuentro y participación para superar divisiones y enfrentamientos. Hambre de verdad, de una educación que ponga en primer lugar a la persona humana, que no imponga ideologías, que conduzca a pensar y realizarse dignamente”, puntualizó.

“Hay hambre de libertad y de una vida más segura y cordial. Hay hambre de confianza y trabajo mancomunado entre todos por el bien de todos. Hay hambre de esperanza y consuelo… Hay hambre de fraternidad y de amor”, agregó.

Tras lamentar que se tenga “la tentación de borrarnos ante las necesidades del hermano, de pasar indiferentes, de ningunearlos, de despacharlos”, dio algunas claves para ir renovando la Patria, entre ellas: conocer la propia riqueza, organizarse en pequeñas comunides y confiar en Dios.

“El secreto del milagro fundamentalmente es compartir con humildad, entrega y generosidad. Saber poner lo propio en común, aunque sea poco, siempre se multiplica en el amor cercano, en la entrega del servicio a los demás para que llegue a todos y ‘todos comieron hasta saciarse’”, recordó, e insistió en pedir: “Ante las necesidades de nuestros hermanos argentinos partamos y compartamos”.

“Nuestros próceres, nuestros padres y nosotros soñamos con una Argentina mejor. Que hagamos realidad este sueño con nuestro compromiso cotidiano de compartir lo que somos y tenemos…

Caminemos juntos buscando la reconciliación y el bienestar de todos, porque necesitamos una comunidad que nos sostenga en los mismos objetivos y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar y caminar hacia delante, con esperanza”, sugirió.

Monseñor Sánchez animó a salir “de nosotros mismos y de nuestros propios intereses” y decir “sí a la cercanía y no al aislamiento, sí a la cultura del encuentro, no a la cultura del enfrentamiento”. 

“Amemos y sirvamos a la Patria creciendo en fraternidad, promoviendo la amistad social. Es tarea y responsabilidad de las dirigencias de todos los ámbitos, sin distinciones, en especial las autoridades gubernamentales, desde las decisiones en políticas públicas, en favor de todos y de forma especial de los que más sufren”, aseveró.

“Asumamos el compromiso responsable de trabajar unidos por el bien común, todos los ciudadanos, madurando en los distintos valores morales que llevan a un desarrollo humano integral. 

Nuestros próceres nos han legado una patria hecha con sangre y sudor, con amor y sacrificio. Ahora la vemos desgarrada por la pobreza, el endeudamiento y la falta de un proyecto de Nación. Queremos una Patria de hermanos, queremos ser Nación”, enfatizó.

El arzobispo de Tucumán insistió en la necesidad de volver a “promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral”, al señalar: “Cada sociedad necesita asegurar que los valores se transmitan, porque si esto no sucede se difunde el egoísmo, la violencia, la corrupción en sus diversas formas, la indiferencia y, en definitiva, una vida cerrada a toda trascendencia y clausurada en intereses individuales”.

“Volvamos nuestro corazón a Dios, con una autocrítica profunda que, superando las acusaciones mutuas, y la búsqueda permanente de culpables, nos permita mirar los errores individuales y colectivos, convertirnos y comprometernos en la reconstrucción de la patria desde la fraternidad y la amistad social”, subrayó.

“Que la Virgen de la Merced nos proteja con su ternura maternal a nuestra bendita Patria la Argentina. Que los santos y beatos argentinos -Cura Brochero, Mamá Antula, Fray Mamerto Esquiú, mártires riojanos y del Zenta y otros- nos animen a trabajar por el bien de todos e intercedan por nuestra Patria argentina”, concluyó.+

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