Mons. Conejero Gallego pide a la Virgen que enseñe a los formoseños a caminar juntos

  • 8 de julio, 2022
  • Formosa (AICA)
El obispo de Formosa propuso hacerlo "creciendo en comunión, participación y misión" y recordó que en julio son las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Carmen.

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, destacó el modo progresivo como se fue profesando y celebrando, desde siempre, “la virginidad y maternidad divina de María a lo largo de la historia de la Iglesia”.

“Ella misma había reconocido, en su canto, las grandes cosas que el Todopoderoso hizo en su persona; y nosotros hoy, seguimos, con fe y alegría, proclamando en el Credo: ‘creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María, la Virgen”, subrayó. 

“Estamos muy agradecidos, primero a Dios por su misericordioso designio y plan de Salvación para con la humanidad; pero, también a María, por su ‘Sí’ a la voluntad divina: ‘Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho’”, expresó, y agregó: “A la vez, sentimos la necesidad y confiamos en el consuelo y la intercesión de la Mujer, madre de Jesús y madre de la Iglesia, modelo de fe y de esperanza, durante nuestro peregrinar en la vida, tanto a nivel personal, como de familia humana”. 

Monseñor Conejero Gallego recordó que la Iglesia diocesana, en julio, volverá “nuevamente a encontrarse para honrar y celebrar gozosamente a María, en su advocación de Nuestra Señora del Carmen, madre y patrona de todos los formoseños, y suplicarle que nos enseñe a caminar juntos, creciendo en comunión, participación y misión”.

“Misión que consiste, sobre todo, en medio de este mundo herido, fragmentado, violento y tan necesitado de paz y concordia fraterna, en ser testigos de su Hijo Jesucristo y de anunciar, con fidelidad y alegría, su Nombre, hasta los confines de la Tierra. Nos fundamos en aquellas palabras de Pedro, quien lleno de la fuerza y el poder del Espíritu Santo, exhortaba con vehemencia: ‘porque en ningún otro hay salvación, ni existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos’”, concluyó.+

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